Yo no puedo desistir especular y renunciar en preguntarme ¿cómo un ciudadano Romano podría haber hablado al final del Imperio Romano?
Mi interior divisó un ciudadano Romano reposando en su palacio de verano en las afueras de Roma, con el eco del río Tíber en su camino al cálido Mar Tirreno, acariciar la brisa de su bosque. Para él, un acomodado Ciudadano Romano, podría haber parecido imposible que el Imperio de su patria podría alguna vez caer.
Desde la temprana edad del establecimiento de la República –500 años antes- y el posterior establecimiento del Imperio por Julio y Augusto César, habían derrotado a Aníbal, en las Guerras Púnicas, y despedazado a sus cartagineses y, un poco antes de Cristo, a los bárbaros Partos de Asia, desde entonces nadie osó de nuevo retar a Roma, y la Pax Romana imperaba en ese mundo antiguo... hasta que llegó el cristiano Constantino.
Además, Roma era la Capital del Mundo, el gran centro cultural, científico, religioso, económico y militar. “Hacia Roma llegan todos los caminos” dice un superviviente dicho, todos soñaban en llegar a Roma y algunos morían tratando, Roma controlaba la economía del mundo conocido, y sólo abría sus puertas a los mejores talentos del mundo…, los demás eran sólo esclavos. Por eso era gran privilegio ser Ciudadano Romano. Con tanto poder ¿Quién sería el estúpido en amenazar retar a Roma?. Los zelotes “terroristas” judíos prefirieron suicidarse en esa meseta del desierto en vez de rendirse, pero pagaron caro su afrenta con la destrucción de templo y su consiguiente diáspora. “Roma es eterna” decían quizás los romanos con seguridad y confianza.
Mi especulación regresa a la realidad del Tercer Milenio con George Bush.
Después de los sucesos que comenzaron el 9-11, la simpatía mundial por el incidente presenciado por el mundo en televisión en su más horripilante vídeo forma; seguido por la cagada más grande que fue proclamarse “el bueno, superior y mejor” y retar a los musulmanes en televisión nacional con el famoso “bring them on”, entonces invadir Irak y crear Guantánamo.
Es sólo una ilusión terrenal, una fantasía solar creerse el más vergón, el Nazareno dijo “Aquél que se exalta será humillado, y aquél que se humilla será exaltado”.
Todo imperio por muy poderosos que sea eventualmente colapsa, víctima de su propio peso; por supuesto, no vi caer a Roma y quizá no veré el desplome final del actual, como vi el soviético. El Imperio Romano duró casi 700 años.
El gobierno de Bush y sus asesores Neocons trataron a los países islámicos, y otros, como sociedades “incivilizadas”, culturas religiosas irracionales; pero históricamente, esa misma perspectiva tenía el Ciudadano Romano tocante a la naciente cultura religiosa cristiana....
Pero la solución que hallaron los romanos provocó su caída: Roma se hizo cristiana.
“Los primeros serán los últimos y los últimos primeros”.
Pero a diferencia de los Romanos, Bush y la élite, trataron de derrotar esta irracionalidad que ha osado retarlos, por medios “racionales”, y si la racionalidad de los Romanos era las masacres y crucifixiones masivas, en el mundo civilizado gringo, lo racional es los mísiles cruceros Tomahawk, los bombarderos B2, helicópteros Apaches, y los “drones”.
Cada bomba botada sobre los pueblos islámicos sólo ha logrado crear más “mártires”, más fanáticos, más temor e incertidumbre, y deteriorar diplomáticamente y moralmente a Estados Unidos… y el resultado es que el mundo es un lugar más inseguro hoy día. Indudablemente, el legado de Bush al pueblo gringo es haberlos promovido de “policías del mundo” a “hit-man” del mundo.
El pueblo estadounidense no es culpable de provocar 9/11, que dejó 3 mil muertos de los suyos. Frío como pueda leerse, estos inocentes sólo han pagado los crasos errores de sus escogidos y vendidos líderes políticos, tal como 100 mil de mis hermanos salvadoreños pagaron con su muerte la guerra ideológica entre USA y la URSS.
Cuando adolescente me preguntaban si me gustaba la música de un artista que era reconocido homosexual, y yo, sacando pecho, contestaba que no “porque ese es culero”, hasta que un día aprendí a separar el artista del hombre, así como en política he aprendido a separar un pueblo de sus políticos y gobernantes.
Tamen
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