Por Juan-cho
La lotería es el
impuesto de los tontos. Si se eleva la piscucha de la reflexión para discutir
ligeramente sobre las democracias y su juguete insignia las elecciones, no
importa si corremos el riesgo de recaer en vana perorata de mediano vuelo,
inspirados por esa irritante pero productiva, utilitaria y positiva herencia de
un ilustre alguien, (q.e.p.d. desde hace 363 años), propositiva a que nunca
Descartes dudar de tener dudas, por oficio o por deporte. Saltan
instintivamente una y chorro mil interrogantes que instigan preocupantes
desánimos. Y así, por ejemplo, nos preguntamos: ¿Son las elecciones un impuesto
inevitable a los tontos dentro del juego democrático?
La luna parece más
grande en el horizonte con el atardecer. Tal percepción, a pesar de ser
efímera, nos embruja por su vigoroso y hechicero atractivo, provocando que
broten en los afortunados espectadores emociones de asombro y reconocimiento a
tal caudal paradisiaco que corteja a la naturaleza.
Cuando tenemos la
oportunidad de gozar el espectáculo visual de ver dicho fenómeno exponiendo una
gala de colores majestuosos que adornan la colosal dimensión del fenómeno, nos
provoca variedad de satisfacciones y manifestaciones sin que falten de cuando
en vez preocupaciones. Digerida la mirada, en diligente silencio se despiertan
murmuraciones en nuestro interior que hilan brillos de sutil esperanza, las que
aterrizan en y hacen recordar las habituales aspiraciones terrenales por desear
condiciones de existencia y convivencia no celestial como el citado, pero al
menos, siquiera menos viscerales a las que preceden nuestro diario e inmediato
vivir
Y mientras más jodido se
camine por la cotidiana sobrevivencia, obviamente los deseos y esperanzas
ineludiblemente son mayores. Deseos que tienen expresión concreta que se
resumen en lograr disponer de la necesaria y suficiente alimentación, salud,
educación, transporte, vestido, no contaminación del medio ambiente,
esparcimiento, seguridad, etc. Si la naturaleza nos asombra con aquella
maravilla de suprema imponente vistosidad, y puesto que como dicen los
abogados, si se puede lo más se puede lo menos ¿por qué muchos no logran
siquiera mínimamente satisfacer pequeñeces de vida humildemente digna como las
aludidas? Ta jodido que ello únicamente sea posible si se es di-puta-do,
cercanos, similares y conexos o sobaleba.
La percepción de mayor
dimensión en la luna es simplemente una ilusión visual, valga la redundancia. Las
elecciones son la "industria" que explota el mercado de las esperanzas. Durante
el proceso LUNATICO que las desarrolla, hay una venta de ilusiones de corta duración
pasada la efervescencia de la contienda
Penosamente las
esperanzas por mejores condiciones de vida siguen, seguirán siendo una ilusión
repetitivamente confirmada por la defraudación que sucede luego de las
elecciones. El presente electoral, mañana será otro agregado del pasado
electoral. Repitiendo el pasado electoral, tendremos nuevamente esperanzas
efímeras, con ilusiones sobredimensionadas que a velocidad vertiginosa
aterrizarán de vergazo sin satisfacciones que justifiquen las veneraciones de
poner al frente de nuestro destino al borrego ganador. Y nuevamente a seguir
con el mismo circulo vicioso sin faltar el llanto borincano de jugamos como nunca pero perdimos como
siempre
Ciertamente defrauda el
incumplimiento de promesas. Y es que no se puede cumplir promesas falsas porque
algunas aunque buenas para VENDER el discurso a favor de la conquista del voto
de los electores, son inverosímiles de alcanzar; otras porque siendo factibles
hay incapacidad de materializarlas al faltar no sólo liderazgo sino algo peor:
la falta de habilidades para imaginar y diseñar soluciones por parte de los
gobernantes elegidos (presidentes, alcaldes, di-puta-dos), y los equipos con
que se rodean; otras promesas se incumplen porque horrorosamente hay miseria de
actitudes al gobernar, las que danzan entre el egoísmo y falta de solidaridad,
ilegitimidad y bochornoso accionar delincuente.
Frente al pesimismo de ver al paciente
medio muerto, podemos ver al ciudadano medio vivo, involuntario portador de una
frustración factible de superar. El aprieto es que hacerlo es tarea ardua
casi imposible. Pero el casi deja un margen suficiente para abrigar derivada
ilusión potencial que es la que finalmente inspira una esperanza. La
ciudadanía, nosotros el jacareado pueblo pipi-ri-pao, aquí tenemos un rol
trascendental, aunque de ordinario no siempre ejemplarmente verificable en la
realidad.
Mientras no haya
alternativa superior, para que tratar de inventar sustituto a la rueda. Usemos
la rueda.
Qué pena, y ni modo.
Pero, para la democracia los políticos son el PRIMITIVO equivalente a la rueda.
Ruedas desinfladas, con desgate, chindondos, etc., bloquean o dificultan el
desplazamiento. Sin embargo, así como no es imprescindible que las ruedas sean
nuevas, y de máxima calidad, tampoco es imperioso que los personajes que se
eligen para gobernar sean tan envidiables como candidatos para disputar el
premio nobel en el rollo de administrar la cosa pública. Tenemos lo que
tenemos. Triste pero ineludible resulta ser que necesitamos de los "políticos",
y no tenemos más que los que conocemos. Lamentablemente las personas más
capaces, viendo la jungla de los pleitos por el poder de nuestra indió-gena
partidocracia, le rehúyen participar, para no salpicarse de la churria que
rodea la cerdo-cracia que aún no superamos. A otros se les expulsa, margina o
disimula retiro renuncia por razones familiares o malestares “estomacales”.
En términos no tan
relativos, la democrática “elección” de los candidatos que se inscriben como
contendientes, podemos compararla diciendo que son fruto de "procesos" que
hacen recordar la jungla con “suicidios” repentinos y otras porquerías que
rodeaban el anuncio del habemus papam en la proclamación del nuevo pontífice no
hace mucho tiempo. De ingrato recuerdo, por ejemplo, son las funestas
peripecias que rodearon al Papado de Rodrigo Borgia (Alejandro VI). Razón que
explica, hoy, que los mejores exponentes
por lo general no se convierten en candidatos, ni siquiera lo intentan. Por sana
y sugestiva prudencia prefieren mantenerse a la distancia, antes que los
"suicide" en cualquiera de las formas modernas, ya que la paja del
patriotismo y el máximo sacrificio por… bla bla bla… no cala en quienes no son fans
de la tontocracia que nos acosa.
No podemos exigir
pureza, en grado visible de comportamiento ético. Pero, aunque no suficiente si
necesario, es obligatorio tener, y por lo tanto elegir, autoridades “honestas”, cuyos límites sean sus incapacidades
más que su astucia; y que ojalá quienes los sustituyan a futuro (ojalá
pronto), aprendiendo de las burradas previas, logren corregir y enderezar el desbarato
heredado.
Y por lo tanto, también
necesario más que el reciclaje y la simple sustitución en rueda de "gueyes",
nuevos cuadros dirigenciales a quienes se brinde la oportunidad de intentar
nuevas soluciones. Es imposible que haya cambio si ni siquiera se cambia el que
intenta el cambio. En todo hay riesgos, y es probable que aparezcan los
feligreses del credo que no rezan pidiendo sino la eventualidad de "llegar
donde hay" que del resto ellos se encargan. Lo cual no es probable sino seguro:
por lo tanto, cuidado y cuidémonos.
La elección de
autoridades es una especie de "inversion". Se sabe que inversiones no
reflexionadas llevan a la quiebra económica. Elecciones por fe, bajo el simple embrujo de discursos pajerísticos
abrazados en coros ideológicos de las variedades múltiples mieles o mieldas
endulzantes según el color, gusto y ardor del mercado elector potencial que se
persiga conquistar, llevan al fracaso de las esperanzas. Elecciones amarradas,
mantienen los viejos nudos.
En cuanto a las campañas
electorales, no sirve la canción y acusación que si este es populista, este es
comunista, o este es maricón y etc. etc. Todo eso y sus coros que lo rodean son
pura churria y no valen ni un céntimo por más sincronizada que se cante. Por
cierto, deberían prohibirse o limitarse al mínimo las campañas publicitarias
(horarios de emisión de radio-televisión o espacios periodísticos), ya que
sabemos hasta la saciedad que no contienen más que basura.
Mejor, que los
candidatos digan y publiquen con plenitud y DETALLE, sometido al debate, como diantres van a cumplir las
promesas, que por cierto, son siempre las mismas, en todos. Ello es la única
forma de verificar y valorar si existe en realidad un camino, cuál sería el recorrido y cuáles son los
puentes que sortearán obstáculos para desembocar en las promesas. Ojo, que
tampoco es la simple “novedosa” recién práctica de presentar “planes” de
gobierno, cuyos documentos consideran sus portadores da derecho tal cual pavo
real para ufanarse de seriedad y auto inmolarse como los mesías, que van a
salvar del pecado de la pobreza, injusticia, desempleo, delincuencia…
Detalle en la agenda y
planificación institucional de las diferentes áreas de gestión. Su discusión y
debate merecería ser el contenido de las campañas electorales. Para quien gane,
luego monitorear, darle seguimiento ciudadano, para verificar su (in)cumplimiento
según objetivos, metas y calendario comprometido… De lo contrario Despido.
Mangos: hay cansancio
entendible en la majada contra el ensordecedor coro: … el pueblo unido jamás
serás vencido… ó… Primero El Salvador, segundo El Salvador…. Ya basta. Por ello
es que las doñas protestan por quitarles la novela y su cañaveral de pasiones…
si sólo es para escuchar peores pendejadas.
Basta de la paja del
tiangue politiquero: si me eligen… ya verán que serán felices…. Pero, por el
momento el cómo lo haré es secreto nóstico de estado…. Para luego, además de
sorpresas peliagudas, ….. Excusarse de los fracasos o engaños, con:
los
anteriores que por aquí pasaron fueron peores….. lo que he hecho no se nota
porque tuve que dedicarme a ordenar la casa para el que viene luego… El
obstá-culo fueron las amenazas extraterrestres del exterior e interior.
Dan grimas discursos con
simples sandeces retoricas de ofensivo vacío. Como por ejemplo: "mi discurso
no es ideológico sino lógico", bla, bla, bla… Por eso el fútbol y el resto
está como está…. Lógicamente.
De lo contrario, las
elecciones tal cual luna despampanante al atardecer que aparenta mayor tamaño,
una vez más, repetirán ser otro "anó-malo" que haga brotar emociones a
borbollones y falsas esperanzas de futuro promisorio.
Si aplaudimos jugar a la
lotería de las elecciones, que recordamos implica siempre ganar mucho menos que
lo que se "invierte"; seguiremos pagando un impuesto político regresivo peor
que el trasquilado IVA. Recibiendo informes de labores que lo que dan es
lástima, cólera y tristeza. Etc. etc. ¿Y la majada? Seguirá igual o peor.
Con una campaña
electoral que no pase de ser una embrutecedora propaganda, seguirá latente como
castigo (in)merecido vivir en la futura misma múrmura de lamentos contra
esperanzas defraudas, mientras comienzan la siguientes elecciones y re-borboteo
espectáculo lunar para agitar los sentimientos políticos.
Juguemos a la democracia
no a la tonto-cracia. De momento, con lo que domina el horizonte… seguramente
seguiremos igual de jodidos, con diagnóstico previsible a que nos acontece
certera depresión post electoral…. por distracción diría tal vez el finado
Cabral.
Ojo, que está fantástico
que nos embruje un atardecer con una luna despampanante. Pero si en cambio son
las mismas campañas electorales diarreicas que ya conocemos por experiencia
ultra repetitiva, las que nos "excitan" esperanzas, el seguro "fallo"
democrático en el ejercicio del voto a que tenemos derecho, no sería fruto de
un hechizo poético efímero de la naturaleza, sino de un anti-natural pendejismo
recalcitrante.
Pues como dice la sentencia
popular: el que por su gusto muere … la muerte le sabe a gloria…. Por lo
que otros dicen: aunque lo entierren parado.
Juan-cho
Tamen