miércoles, octubre 29, 2008

CRISTOAMÉRICA

Un día en marzo del año 2001, nos hayamos reunidos siete salvadoreños. Todos, excepto yo, estaban en sus años veintes, pues yo ya era cuarentón y les doblaba en edad; pero teníamos algo en común: éramos estudiantes del sexto año de medicina.
-Quién de ustedes ha oído hablar de Oswaldo Escobar velado? -Pregunté.
-Qué tipo de música canta?
-Ese juega en México?
-Es un arenero…
Ninguna de las anteriores les dije, y les conté que cuando yo estaba en tercer curso en el Instituto Nacional, “chepe botella”, mi profesor de literatura, nos leyó este poema diciéndonos que él fue amigo de este poeta.

CRISTOAMÉRICA

Venid a ver conmigo
este mapa de mi tierra sulfurosa y volcánica.
Venid a ver este dolor que estalla
aprisionado entre sus dos océanos.

El mapa aquí lo tengo.
Fijaos bien en esta mano simple que señala.
En esta mano de hombre sin anillos papales.

Voy a tocar a un Cristo.Sí. Sí, aquí está.
Su cabeza herida en la llanura de México,
su corona de espinas formada
con los niños héroes
de la bandera tricolor
del águila, la tuna y la serpiente.

Venid a ver mi mapa desgarrado.
Ved el cuerpo del Cristo y sus venas azules.
El Suchiate le ofrece una esponja con agua
y una mano le quita la bondad de ese gesto
tan fluvial y tan alto.
para su sed, Belice.

Ved el cuerpo del Cristo y sus venas azules.

En el Petén hay llagas con olor a madera.
Ved su brazo derecho clavado en Tiquisate.
Mirad el otro brazo moribundo en Honduras
sobre la Costa Norte.

Venid a ver, que Nicaragua entera
es un lanzazo abierto
en el desnudo pecho
Cristo que os indico.

Ved cómo el Cristo al firmamento mira,
Y oíd cómo sus labios marchitados balbucen:
"No los perdones, Sandino.
Porque Ellos,sí saben lo que hacen".

Mirad los cárdenos golpes en su cuerpo;
aquí está en Venezuela
donde el petróleo es una vasta sombra;
la carne magullada tiembla debajo de los Andes.
Sangran las minas de Perú y Colombia.

El Amazonas llora su lágrima selvática
y cae, en medio, de la noche de América.
Grita Cuba con voz azucarada:
su miel es sangre de vegetal campana
que golpea el anillo del mar en que reposa.

El cocodrilo suelta su magnolia en el río
y el violín de los peces se desnuda en el agua,
y una rosa silvestre de las costas de Chile
llora junto al estambre salado del nitrato,
¡Desgarrado está el cuerpo!

Seguid mi mano simple sin anillos papales;
ved aquí en Panamá las carnes mutiladas,
las oceánicas rosas golpeando su cintura.

¡Desgarrado está el cuerpo!

¡Desgarrado en Colombia!
En Paraguay las llagas iluminan la noche.
En Puerto Rico un hombre medita en una cárcel
y en el Brasil otro hombre regala su ceniza.

¡Desgarrado está el cuerpo!

¡Mirad sus pies helados
clavados en la Antártida!
En Perú los sonámbulos metales resuenan
como huesos quebrados
y en la pampa Argentina hay temblor de caballos
por el Cristo del mapa.

Este Cristo sangrante que mi mano señala
se llama Cristoamérica.

La piedra de su Iglesia se levanta en Bolívar.
Morazán sostiene su bandera de siglos
y en su coro de niños su mineral estatua
nos abre su esperanza.

Cristoamérica que estás en el pueblo,
que estás en el niño, en el pan y en la uva
esperamos que tú resucites el día tercero.

OSWALDO ESCOBAR VELADO

Tamen

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