Petición URGENTE a santa claus pa’ navidad: Que
please se eliminen las chupe-becas plazas SUPERFLUAS a
“parlanchines” y “juerces” centroamericanos.
PROYECTO DECRETO
ciencia ficción misión imposible
CONSIDERANDO: que por sabia real costumbre son ignorados los “frutos” de parlamentarios y jueces centroamericanos
El honorable congreso del pulgarcillo:
Para mejor proveer, además de exhortar a la majada ser
menos tarugos y tarugas:
DECRETA
Art. 1. A velocidad luz se DEROGA el derroche estéril
de recursos a tales pulgas.
Art. 2 CERO asignación presupuestaria para gastos
PARLACEN y de la CCJ.
Art. 3. Reducir el número de diputados locales a un
máximo de seis... o diez.
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¿Que como
dice que dijeron decir diciendo que habían dicho?
Hay bromas y pesadillas democráticas con incienso sobre
el avance cangrejo.
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Parece inverosímil, increíble, insólito, inaudito, y
pues (casi) improbable, que puedan existir elefantes negros. Hay hoyos negros
en el universo, dicen los chambres científicos. ¿Pero elefantes negros? Ni en
el infierno (oficial) se escucha tal afirmación. Pero, siempre hay peros. Y
tales peros, los más perros, hay que buscarlos en el real infierno: aquel
reinante en nuestro mundo visceral de
remedo democrático.
Luego de la blasfemia mal-vivencia a que se sometía a
la marabunta poblana bajo regímenes coloridos de reyes y emperadores, a grito
efervescente con palo, patada y trompadas bravías, logró cuajarse la
proclamación de separación de poderes en el entramado de la politiquería como
mediana solución contra el joder absolutista. Con o sin la presencia de
aquellas vetustas supremas figuras de dominio imperdonable surgieron las rarezas llamadas “monarquías parlamentarias” y las extravagancias encumbradas llamadas
“repúblicas”.
Si las elecciones son el juguete predilecto de las
democracias, la creación de la figura parlamentaria dizque constituyó la obra máxima
en el ejercicio democrático del poder. Los parlamentos, ordinariamente son una
institución cuya existencia representa la esencia de la representación
ciudadana.
Efectivamente, en camino perfeccionista, lento pero
con muestras de progreso, la representación variada y generalizada ha ido
calando y haciendo presencia, de manera que casi todos los intereses entran al
juego del escenario político bajo el turbulento quehacer parlamentario. Como
siempre, no podemos escapar al cosquilleo malinchista, pues tenemos que acudir
a los ejemplos extranjeros de los pocos países que marcan mayor desarrollo y
terrenal envidia en la materia.
Bien por el más allá ¿Y qué hongos en el más acá? Nosotros, los pulgarcillos, no nos
quedamos rezagados. Hay vamos como pulga inseparable con la “vanguardia”
desarrollista. Disponemos de parlamento. Incluso, tenemos un parlamento centro
americano. Uno y otro a viva voz hacen gala de ser fruto del juego y avance
democrático, siendo sus miembros elegidos en votaciones con aceptable decencia.
Hasta aquí la canción se oye bien, pero los peros se
vuelven perros cuando visualizamos sus detalles cantinflescos, los que dan paso
ya no a pesados elefantes blancos, nomenclatura que Wikipedia nos aclara es
atribuida a posesiones que tienen un costo de manutención mayor que los
beneficios que aportan, o a aquellas que proporcionan beneficio a otros, pero
que únicamente ocasionan problemas a su propietario. Si no
a los German Monster Elefantes Negros. Una categoría malandrina peor en vista de sus frutos.
En el pulgarcillo, donde tenemos el queso duro-blando,
la Sexta Decima calle poniente, el atol shuco o chuco…. para variar, no puede
faltar el pelo podrido en la sopa: también furulan con su amargo aderezo: un
elefante, dos elefantes, tres elefantes… un chingo… se balanceaban… pero no por
cantar y danzar en pipil… sino por su macabra comparecencia y/o displicente
jurisdicción.
Calificar de elefantes negros a los tales nuestros
parlamentos no es un exabrupto; implica más que exageración, simplemente aunque
lamentable tajante descripción. Y no vale como atenuante, enarbolar que otros
son iguales o peor.
¿Por qué tanto guiri-guiri? ¿Cuál es el escándalo? ¿Cuál es el reparo o reproche?
A veces resulta más que fea la punta del iceberg. Para muestra un botón dice la costumbre. Y que
botón resulta ser el siguiente: Da grima, risa nerviosa, rabia poética con multivariado enjambre de emociones
dantescas, ver danzar alegremente intransigente de desaparecer a la churria
democrática. Solo en mayo/2013, nuestros flagrantes parlamentarios “humildemente”
(pobrecillos) hicieron valer sus dotes de sacrificados servidores públicos, fenestrando
$ 70 mil dolarucos en viajes “oficiales” al exterior. Sólo en un mes.
Que no haya color colorico que se escape del sacrificado
placer de “viajar” a la extremadura del extranjero lejano, es natural y
simbólico de la petrificante partidocracia que nos embarga: timo-cracia a borbollones de pureza
inigualable.
La cultura prepotente del Ni… me importa:
Viajes “oficiales” es la jerga usada para amansar
cualquier protesta si se le llama, al pan pan y al vino vino. Son viajes plagados
de entuerto placer pagados con el bolsillo ajeno. A estas alturas del siglo
XXI, resulta ofensivo a la inteligencia poblana, pretender los “sospechosos”
patidernos padres de la patria culpables del delito de desfalco flagrante a
plena luz diurna y nocturna, exigir a sus “detractores” ocupar energía neuronal
para justificar/demostrar que los tales entuertos de vagancia parasitaria no
son lo que evidencian ser, aunque de oficial únicamente tienen al sujeto que se
va de juerga al extranjero. Estos son los viajes
Ni.
Ni son necesarios, ni
dejan nada al país, ni siquiera hay
un reporte pajero:
- …y me reuní con el secretario jefe del asistente suplente del
vice-ayudante interino principal asesor del inmediato superior… y me
reuní con…. ¿? ¿? ¿?..., y acordamos volver a reunirnos solemnemente … en
la praviana… por elemental reciprocidad,
no porque nos entretenga la “juerga”
Indudablemente dejar un reporte de que trabajos de
“entretenimiento” tuvieron afanosamente que realizar con el sudor del que paga
la factura, ese que no escapa al pago del IVA, que al contrario, dejó de
recibir las medicinas pues no hay suficientes fondos, y etc. etc., es una tarea
“inconveniente”, imprudente, e invasiva a
la interior privacidad sagrada de sus colegas.
Y no hay ni
pena ni vergüenza. Ni tampoco es atenuante para algunos
decir que ellos a diferencia de los otros, ni
viajaron en primera clase.
Además, las compras
de laptops (casi nada: $ 144 mil), puesto que necesitan entretenerse ¿charloteando?
mientras sus colegas hablan paja en el pleno cuando enarbolan los discursos
diatribas de siempre. Pues ni les
alcanza para pagar su compra con fondos propios.
Ni sería el colmo que los padres y madres de la patria
decretaran su natural asignación para compra de viagra, que para evitar la mal-pensada
múrmura, podría asimilarse como partida presupuestaria para gastos de
representación verbal en dosis de viagra pa’ la verborrea.
Eso de importar institucionalidades modernas y
omnipresentes en terruños del primer sobre-mundo, terminan resultando,
lamentablemente, en fusilic deplorables; que son duros de roer y blandos
desfalcos bochornosos al devenir democrático.
Considerando los detalles peculiares y réditos que
arroja nuestro ejercicio parlamentario, es un lujo extremadamente ofensivo que
haya tantas sillas di-puta-diles. Para una nación pobre. Demasiados caciques y
pocos chaneques, es otro síndrome que explica en parte porque somos
subdesarrollados.
Hoy son 84 di-puta-dos. Eran 64. Pero “científicamente” se inventaron de
vergazo 20 sillas adicionales, con la paja de tiangue que el país necesitaba
más representación. El trabajo duro-blando radica en el ejercicio teatral de
disfrazarse como señor o señora diputado(a). Pero el verdadero “pleito” y
juramento de fidelidad radica en lograr meterse en las posiciones seguras de
amancebarse la silla ganadora en la lista de candidatos conforme a las
expectativas electorales.
Ya que el 99.99% de las decisiones sanamente son
tomadas por los “líderes espirituales”
supremos de los partidos que mandan y designan elegidos, no es exagerado sugerir
que se reforme la plantilla diputadil, a un máximo de un senador por cada enjambre que logre sacar más del 10% de
los votos.
Total # diputados: seis ó menos si es
“posible”. Pa’ negociar y satisfacer la agria gula partidocrática, podría
aceptarse dramatizando, un máximo de 10.
Ni uno más.
No hay significativo pereque por un cambio tan ventajoso
como el elucubrado, pues al final, quien hace el trabajo son los chaneques asesores técnicos, los reales
obreros. Y sobre cómo votar la legislación, que se den falsa “paja” y riata
con derecho a show mediático los honorables secretarios de partido.
- El ahorro,
sería descomunal, más de $50
millones por año ($58.5 millones es el presupuesto para 2014 y
pretendían que fuese casi $70 millones). Con lo que se podría duplicar el
presupuesto de la UES, o hacer menos insuficiente la dotación de medicinas
de los hospitales públicos, más escuelas, atender más en serio (con $$$$$)
el tema de las pandillas, etc.
- El efecto negativo: ninguno. Bueno, para ser preciso, diríamos que es mínimo: unos
cuantos potenciales “pobres” más: los 78 o 74 burrócratas que dejen de ser di-puta-dos y los 769 asesores
paracaidistas cuyos nombres y salarios son dignificados celestialmente
como confidenciales . Conste que no hay llanto de cocodrilo que soltar, ya que tales cifras son
liliputienses: no son nada frente a millones de pobres reales que detenta
el país.
- El cambio ni sería difícil ni traumático. Meramente se estaría institucionalizando lo que
es una costumbre y práctica diaria.
- ¿Anarquía, involución o atentado contra la
rupestre nuestra democracia? Por el contrario, menos despelote, realismo y ahorro útil de fondos públicos en
secretarias, vehículos, gasolina, comidas y bebidas, pasaportes
diplomáticos, bonos, viáticos, viajes, laptops, papelería, asesores
patraña, etc.
Ver “trabajar” nuestro parlamento, hace recordar los
capítulos de los Soprano donde aparecen
los obreros de una construcción echando “riata”
y a los colegas “dirigentes” representantes del “men”, sentadones tratando de
sofocar el calor con cerveza e intercambio de chistes, mientras se “termina” la
jornada de “trabajo” y “acreditan” su jugosa aparición en las nóminas de pago.
Ya que ha estado de moda la petición que “sinceremos” la economía exigiendo
recortes al gasto público y ajuste de precios (baja de salarios reales, alza de
tasas de interés, ajuste del tipo de cambio, etc.).
Siendo coherentes también ajustemos, REBAJEMOS el precio-costo de la
democracia nuestra y cince-liemos la
representación parlamentaria, como parte de la reforma del estado.
No sólo se debe “combatir” el déficit fiscal. También hay que reducir el déficit
democrático que embadurna nuestros destinos y ataranta el progreso.
OJO, que lo “piojo”, lo insuperable, la mayor
desgracia confirmativa de la evolución
“cangrejo” del proceso de desarrollo político del istmo en la historia
reciente, es nada menos que el Parlamento Centroamericano (PARLACEN). Este sí que es el elefante negro que gana la competencia
en desfalco al ejercicio democrático.
20 ONEROSOS diputados por cada país, lo que significa perder la
oportunidad de brindar útilmente al menos 300
becas para estudiantes universitarios.
Derroche basura en 20 becas para holgazanes a quienes
hay que financiar sus reuniones de
cafetín (y barra por supuesto), en las que “discuten” acaloradamente sobre cómo se encuentra la “temperatura” sentimental
política del istmo y del mundo mundial mundano, para luego, a lo sumo, emitir sendos inservibles pronunciamientos
miniatura, Por supuesto y por la chiripiolca gracia, son NO VINCULANTES, de altísima “calidad”
pronunciativa que luego hay que seguir digiriendo en la jodarria “oficial”
nocturna.
Indudablemente los hoteles y lugares de exclusivo “entretenimiento” adulto chapín,
protestarían por la desaparición de este mercado “oficial” que detentan. Pero,
por lo demás, no hay bronca. Estos no llegan ni siquiera a presumir el noble
reconocimiento de INUTILES que
ostentan sus colegas locales. La verdad es que no le sirven ni a unos ni a otros.
Al PARLACEN (y también a la Corte Centroamericana de Justicia
– CCJ – 6 becas más de vagancia mohosa cuyas
resoluciones, escazas por cierto, nadie toma en serio) no hay que “cinceliarlos”.
Allí no vale el simple cincel-tijerazo. Tampoco darle funciones invasivas a musarañas
gemelas para justificar seguir manteniendo prebendas parasitarias pa’ la
holgazanería y chupe con impunidad.
Se necesita “machetearlos”;
recordando como dice la sabiduría popular: “muerto
el chucho se acabó la rabia”. Así de simple, por decreto, en forma pacífica
y respetando el estado de derecho.
Igual que en otros desvaríos y buscando el lado
chespirito del problema digamos que no siempre hay que matar al pobre chucho
para remediar la rabia. Reclamemos
barrer el miel-delismo que rezonga nuestro remedo democrático, demandando
una reconstrucción de las instituciones que tienen alguna utilidad para que
tengan la dimensión y ejercicio decente que necesita y demanda el buen vivir
civilizado, conforme es ilustrado por el modernismo que alcanza a visualizar el
presente desarrollo del pensamiento político.
Aquellos son males
MEDIO necesarios, y en consecuencia la tarea ciudadana no necesariamente tendría
que ser quemar los barcos, pero si limpiarlos
del ripio y rapiñas. Algún día menos pensado… Así será. Amen
¿Cuantos di-puta-dos se “necesitan”?
….. MUY MUY MUY POCOS y únicamente locales. Y en cuanto a “leguleyos”, tenemos suficiente con los
propios.
Tamen