Este mes mi
traje espacial llamado Vida cumple 60 abriles viajando en esta nave espacial llamada Tierra.
La nave Tierra
tiene una velocidad de 106 mil km x hora
en su viaje elíptico de 365 días y
no puede parar porque si para se lo chupa
ese mamón llamado Sol.
Para la
nave Tierra viajar en esta zona espacial
es como los tiburones en el mar que necesitan estar en movimiento constante
para respirar, si paran de nadar
mueren de asfixia.
Mi traje
espacial sigue trabajando pero con 60 chuyas ya necesita revisar los instrumentos al menos una vez por año. Chequear la bomba de la glucosa, los niveles metálicos como sodio, potasio, mercurio, los gases como el oxígeno y el dióxido de
carbón…., medir la fluidez de las venas dos veces al año… Ah! y el sistema de exhausto llamado intestino cada cinco años es lo ideal.
Antaño los trajes espaciales como los de mi ruco,
que murió de 90 y pico de años, no
necesitaban este pijo de volados para vivir chingo de años, todo era más simple y el ambiente más límpido, puro…, pero, con los años y el progreso, el
mundo se globalizó y el traje espacial necesitó más dinámica para sus necesidades…, esto necesitó extra energía… la materia prima de esta energía jodió el medio
ambiente.
Debido a
que la contaminación está de la
patada hoy el traje espacial es más susceptible
al colesterol, triglicéridos, obesidad, autismo, desorden bipolar,
pedofilia, necrofilia, zoofilia… y un repijo de etcéteras que mi tata, abuelo, y bisabuelo estaban
inmunes.
Mi disco
duro sigue duro…, aunque cada año se
va haciendo duroblandito…, empieza a
tener problemas técnicos o glitches,
se congela de vez en cuando, y a menudo hay que hacerle reboot para que furule de nuevo.
Siempre
consume glucosa pero tengo que andar
ojo al Cristo por ese volado de la
diabetes, las calorías y la panza.
Mi disco duro sólo consume glucosa, no
etanol, sucede que descubrí que el etanol
me pelaba los alambres en las conexiones del disco duro, me pelaban los
cables y mi traje espacial no usa
más de ese volado.
Mi disco suave algunas veces es tan suave
que se vuelve canelón para correr
los programas diarios en mi jornada
diaria espacial…. Y tengo que usar chingo de menjurjes para mantenerlo
suave o smooth.
Y los nuevos software son más difíciles de
entender, hoy hay smart phones, smart tablets, smart carros, smart Tv, smart comida… todo es tan smart que entuturuta…, además que saber manejar esos smart volados es algo que mi disco duro tiene problemas para agarrar la onda.
La esencia que mueve mi traje espacial
llamado energía, que los poetas
llaman ánima y los religiosos alma, sigue incólume allí, en todo el traje espacial, esta inmortal energía es la que hace que mi
disco duro furule y mi software ejecute mi rutina diaria.
Pero como
todo traje espacial, los años, los daños del mal uso, el exceso, el
desorden, el descuido de él hace mella
y se acaba… Muere…
Ningún traje espacial es inmortal pues está hecho de hidrógeno,
carbono, oxígeno, nitrógeno, sodio, potasio, mercurio, calcio, cloro, flúor,
zinc, etc.…. Tiene los mismos elemento de las estrellas, porque la energía de mi traje espacial estrella fue y en
estrella se convertirá.
Pero esos
millones de billones de trillones de cuatrillones y quintillones de galaxias y
estrellas son regidos por un instrumento
del Eterno llamado Física y esta
ciencia, mano derecha de El Eterno,
es la que rige todos los mundos que
existen.
Mi traje
espacial, en una noche estrellada y
completamente oscura vio esos mundos y recopiló en estos versos lo que es, ha
sido y será:
Y yo me digo que esos mundos
Son mundos y más mundos
Y yo en medio de los mundos
Soy mundo entre los mundos…
La
eternidad no es para el traje
espacial, pero sí es para la energía que mueve y dinamiza este traje
por que la Física dice que la energía no
se puede crear ni destruir, pero sí transformar.
Cuando
mi traje espacial alcance el final
de la cuerda y muera, mi energía, mi
ánima, mi alma, saldrán por única y
final vez del traje, y emigrará en forma de luz, cual fotón, a través del hoyo negro en el centro de la Vía Láctea, hacia otra nave espacial, en
otro Cuadrante… sin nunca regresar.
Pero
antes que ese proceso natural
ocurra, yo, luz, fotón, y piloto de este traje espacial, parafraseando
el verso de Amado Nervo, y sabiendo
que llega lo inevitable, hoy me siento como finaliza su poema y digo:
Traje espacial nada me debes, traje espacial
estamos en paz...
Tamen
.