¡El otoño en Chicago es una belleza!
Comienza con vientos
frescos a inicios de septiembre, tipo vientos de octubre cuzcatlecos,
y termina nevando en diciembre… Así llegó el otoño de 1989 en mi
primer día como estudiante full time en gringolandia en la
Universidad de Illinois.
Como es mi historia,
me obligo sin ínfulas, a sacar pecho y contar que a pesar de haber
aprobado las asignaturas claves con Dean´s y Honor´s list
en Truman College, la gringolandesa directora de reclutamiento del
programa de la U de Illinois me puso innecesarios clavos. Escribí una
carta que llené de copias sobre mi performance en college
al representante estudiantil hispano del campus de la universidad.
Días después recibía la
carta de aceptación.
Antes de llegar hasta aquí,
mientras busero, un amigo uruguayo de mi broder, reclutador en la Universidad,
consiguió que me dieran oportunidad de someterme a un placement test
en la carrera de medicina.
Eran tiempos cuando los colleges
y universidades habían comenzado intensivo reclutamiento de hispanos y
otras minorías tratando de diversificar los estudios superiores.
En mi viaje al terruño en
1987 había autenticado todos los créditos educativos ganados en mi terruño,
notas gachas que aún servían. Tuve 3-4 meses para prepararme, pero dos días
antes del test me llama el charrúa para decirme que la universidad decidió suspender
el examen porque me descalificaba mi edad: 33 años.
Lo peor del cuento era que
si pasaba el test y me aceptaban a primer año de medicina (5to
año en mi terruño), yo iba a necesitar cerca de $100 mil vergas de
entonces para poder terminar la carrera.
La ayuda financiera
más préstamos bancarios estudiantiles cosigned por el gobierno y la universidad
alcanzaban para dos años, la otra mitad tenía que rebuscarla… Algo
intangible impedía alcanzara mi meta, pero fui dicho que no hay mal que
por bien no venga.
El pijazo me hizo chillar
una vez más, como el 19 de julio de 1972, cuando fue el primer gran cierre de
15 meses a tan sólo 11 días de comenzar mi primer año en la UNAES...
El uruguayo fue un cherada
vergón, me consoló y me consiguió cita con un counselor de la universidad,
un griego me recomendó para el programa bachelor en tercer año con major
en Ciencias de Tecnología Médica.
Me emplazaron en tercer año
o junior year… Pues ni modo, peores nalgas me dije. Y me lancé.
Ese septiembre de 1989 comenzaba
7 quarters sin parar (3 semestres y pico), hasta la graduación en junio
de 1991…
Cumplía 8 años de haber
llegado a gringolandia con la cola entre las patas.
Iba necesitar $35 mil bolas
de las cuales los federales me ayudaron con un paquete que incluía trabajo-estudio
y prestamos bancarios con el gobierno de fiador. La universidad también me
prestó dinero con bajo interés.
Igual, me costó hacerme la
idea de bajar de médico a laboratorio clinista, aunque con nombre caché "Medical
Tecnologist", el vergazo aminoraba.
Al graduarme, un año y 8 meses después, en 1991, terminé de pagar todo lo que debía hasta en 2005… Entonces armé un trozo de party.
A todo esto mi múcura trabajaba
y yo estudiaba full time, aunque también trabajaba en el banco de
sangre del hospital de la universidad… Las clases por la mañana duraban 5
horas, los laboratorios eran de 1-3 pm, hasta entonces terminaba mi lado estudiantil
y comenzaba mi lado obrero que terminaba a la medianoche.
Trabajé en el banco de
sangre del hospital de la U de Illinois cinco años, con 16 meses de estudiante
y el resto como profesional Med Tech… Me gustó el área de
Inmunohematología (banco de sangre), era el mejor pagado porque es paloma
de entender, difícil de ejercer y peligroso, un mal tipeo sanguíneo y
regresaba de busero, pero cuando entendí lo disfruté.
Trabajé 13 años en banco de
sangre con un entre medio de 12 años en química clínica.
Por 25 años trabajé en esa
profesión hasta que me retiré en 2019.
En los 80-90 tenía un carro Chevy
Nova 1976, sólo la capota casi pesaba tanto como una moto de baquelita de
ahora. Con mucha leche nunca me falló ni me dejó varado y nunca tuve un
accidente.
Aprendí a hacer minor
tune up: Cambiar bujías, capa del distribuidor, cambiar aceite, alternador…
apenas empezaba la era del fuel injection.
Salía de mi apartamento a
las 6 de la mañana y regresaba a la medianoche, homework por
1-2 horas, dormir hasta las 6 y comenzar de nuevo la misma rutina.
Éramos 19 estudiantes
en el programa, 3 hispanos de los cuales sólo 2 hablábamos el
idioma español, del resto 1 era afro, 2 hindúes, 1 china y el resto blancos.
Solo había 2 hombres… y yo, con 35 años, era el segundo más viejo de la
clase.
La mayoría raza blanca se fraccionaba
en todo el lado izquierdo de la pequeña aula y la otra mitad la ocupábamos la
currunchunchún.
En Junio de 1992 fue la graduación
o commencement…
Pero yo no asistí.
Tuve una poderosa razón.
Ya había prometido a mi familia irnos de camping nomás terminara
los 18 meses sin parar. Supe también que en esa ceremonia no se entregaban
los diplomas como en mi tierra, sino personalmente tenía que pasar a recogerlo
y firmar en la universidad. Se equivocaron con mi nombre 3 veces y por esto
tengo 3 diplomas con diferente nombre, o una letra, tilde o consonante
era el error.
1992 fue
uno de esos especiales años de los pocos y raros que my lifetime ha
experimentado. Ocurrieron 4 sucesos pivotes en mi vida: Me titulé
finalmente de una universidad, que aunque sea gringa, vale… Compré mi primera
casa… Después de 10 años, mutuo acuerdo, preñé a mi esposa,
el año siguiente nacería Alejandro completamente saludable… Y #4 me naturalicé
ciudadano gringo by choice.
Nos dijeron a los 2
hispanohablantes que entre los millones de hispanos con papos o no en USA,
sólo 16 mil teníamos Bachelor Degree. Saber eso alivió mi
chiquito.
Cuando comencé a ejercer mi
profesión en 1992 mi primogénito George comenzaba su adolescencia, 9 años después sería ejecutado por la polícia de Chicago con 10 balazos en su cuerpo.
Tamen
.