Con el inicio
de la gran cortina de humo bicentenaria, pues me uno a la bulla de la llamada "independencia
patria", pero contándolo desde mi punto de vista personal. Hace ya dos décadas,
en 2002, en Houston, Texas, escribí aquí
por vez primera sobre este acontecimiento, entonces, como preámbulo, dije:
"… Esta es
la manera como yo interpreto los sucesos que voy a relatar. En el
prisma de versiones sobre historia salvadoreña, yo solo soy una
víctima biológica de un venerado padre, pues, como él, soy entusiasta de la
ciencia inexacta llamada Historia; además, como él, no soy poeta pero escribo
poesía, no sé ni papa de solfa pero saco acordes a la guitarra..., ¿Por qué no
escribir, ordenar y compartir una libre opinión de apuntes e impresiones sobre
la Historia de El Salvador?... ¡Es una interpretación errada!... ¿Pero quién
tiene la historia correcta?"
Pero todos
en la cama o todos en el suelo … Contémosle a mi gente salvadoreña todas las
versiones, no hagamos una sola historia oficial, despleguemos todos los puntos
de vista tocante este volado y que mi gente decida, es todo lo justo.
Nunca en mis
15 años de vida escolar se me dijo que los curas independentistas estructuraban
una sola gran familia española conformada por 5-7 poderosas familias de curas,
jurisconsultos, terratenientes, políticos, militares…
Usemos la
escuela para enseñarle el maniqueísmo de la historia nuestra, no la pendejiemos
con adulterios chauvinistas, o la historia nuestra también será como la de los supremacistas
raciales tejanos, que en este mero momento, whitewash su patraña prohibiendo
enseñar historia gringa sin mencionar la palabra esclavismo.
Contémosle al
95% de mi gente raza mestiza su cuantía en la racista estratificación racial
que existía en 1821. Vomitemos lo valeverga que han sido usados por una raza y
su también religión supremacista racial para que el "amo" pueda vivir al mero estilo europeo en la América de los pueblos originarios… "Por la gracia de dios".
Démole mecha
pue…
Los
españoles llegaron al continente americano en octubre 1492, la gran paja de
Erickson es sólo una leyenda tipo nibelunga. Ese momento de historia de 1492 inicia
el cambio hegemónico mundial que se desplaza de los pueblos semitas del medio
este y Asia hacía la raza blanca en Europa que desde entonces comienza a tener el
dominio mundial en la nave espacial.
Pero en 1524, en América, la raza española, ya totalmente liberada de la subyugación política islámica que los moros ejercieron sobre ellos por casi ocho siglos, estaban enviando buques y hombres en toda América en afán de conquista, poblar y robar todo el oro de américa que pudieran… O sea, un completo saqueo.
Fue en el mes de junio de 1524, la
familia Alvarado partía de la chapina ciudad de Ixinché, capital de la
tribu Cachiqueles, la primera campaña contra Cuzcatlán para conquistarla y
subyugarla.
Los malinches de ayer siguen existiendo
hoy pues los españoles eran apenas cientos en la expedición, pero contaban con
cuantiosos miles de indios mejicanos y chapines, que por rivalidades y odios
contra su hermano vecino, se unían a los españoles contra sus mismos hermanos
pipiles cuzcatlecos con quienes habían convivido por siglos...
Algunas cosas nunca cambian. El divide
y vencerás siempre ha sido la pureza de la derrota
La familia de Alvarado comenzó la
masacre en Escuintla (Itzcuintlán), donde hizo pasar a cuchillo toda la
población, a finales de junio atravesó el Río Paz (Paxa) penetrando el norte
del territorio cuzcatleco, a la hoy mera Ruta De Las Flores.
El primer poblado que encontraron
fue Nahuizalco (Mojicalco), pero estaba desolado, los habitantes se
habían escondido en los montes, lo mismo sucedió cuando llegaron a Izalco.
En las afueras de esta ciudad, cuenta Santiago Barberena, fue donde el líder de
la familia Alvarado, don Pedro, sin aún haber ganado una sola batalla, exigió a
los locales a someterse a España… ¡Así de chiche!
Pasaron pueblos vacíos de gente en la
zona, pero en Acaxual los españoles hallaron la primera resistencia
abierta de tribus pipiles.
Los guerreros Pipiles llevaban corazas
de algodón acolchadas que cubría todo su cuerpo, para una batalla militar éstas
eran bastante pesadas e incomodas y si caían ya no se podían levantar. La
derrota fue total.
En esta primera batalla cayeron
heridos varios españoles. Una existente carta de Pedro de Alvarado a Hernán Cortés,
en México, narra que él mismo fue herido en la pierna izquierda producto de un
flechazo pipil.
Una segunda batalla sucedió en Tacuzcalco,
Sonsonate. Los pipiles esta vez usaban lanzas de hasta cuatro metros de
largo y era más numeroso que en Acaxual. Los españoles eran 250 y
contaban con casi seis mil indios auxiliares.
Pedro de Alvarado, aún sanando de su
herida, y no pudiendo combatir, distribuyó sus fuerzas en cuatro cuerpos de
ejército y puso a la cabeza de cada ejército a sus cuatro hermanos... La
familia esperó el combate... La batalla duró pocas horas con muchos indios muertos
y heridos, los vencidos y diezmados huyendo a los montes y colinas.
Era una lucha desigual, como sería lo
mismo hoy si le hacemos la guerra a los gringos. La tecnología de la pólvora,
una invención china, había generado arcabuces para matar a distancia con más
precisión que flechas y lanzas, artefacto que los pipiles ni en sueños sabían existía.
El más claro ejemplo de la ignorancia
tecnológica del momento es que no conocíamos ni los espejos.
¡Espejito, espejito! ¿quién es la raza
más bonita?
Un paréntesis aparte requiere hablar
del Atlacatl, nuestro predilecto cacique pipil.
¿Un nombre, un título, un hombre, o un mito?
Pedro Alvarado en su carta a Cortez, menciona
que la familia española penetró por fin al Señorío de Cuzcatlán cuando llegó a
la ciudad de Ateos (Atehuán)… Aún hoy existe esa ciudad donde dice el historiador
Santiago Barberena la población recibió amistosamente al caudillo español, más
familias y los guerreros, estando aquí, Pedro de Alvarado recibió emisarios del
cacique de Cuzcatlán, que la tradición le ha puesto el nombre de Atlacatl,
pero, ¡increíble!, éste ofrecía su obediencia y la de sus vasallos al rey de
España, o sea, ¡sin una lucha!, Atlacatl, se rendía a los españoles!...
El mito del "valiente" Atlacatl,
que irresponsablemente ha sido inmortalizado en pinturas, esculturas, murales,
cantos, poemas, aún en poses lanzando una flecha en Acaxual a
Pedro de Alvarado, y al cual "lo deja cojo para toda su vida",
es solamente eso: un patriotero mito.
El histórico Atlacatl, según el
historiador Barberena (que algunos académicos como Jorge Lardé y Larín ponen en
duda su existencia y dice sólo era una denominación) dice existió, pero era un
cacique dócil, afable y carácter débil.
Para mi, el famoso Atlacatl es
un símbolo que no hace daño a nadie. Mi padre una vez me comentó "está
bien así, cuando no daña a nadie"
Don Pedro aceptó la invitación
de Atlacatl y se trasladó a la capital de Cuzcatlán donde se hospedó
en el mismo palacio del cacique Atlacatl, según Santiago Barberena, pero
aún siendo así, tan bien recibido por los cuzcatlecos, no duró mucho su
hipocresía y sus verdaderas intenciones: El oro.
Leamos como narra alguien que vivió y vio
los hechos: Fray Bartolomé de Las Casas, quien en su tratado de "La
Destrucción de las Indias" lo cuenta así:
"De infinitas obras horribles que en este reino hizo este infelice
malaventurado tirano y sus hermanos, porque eran sus capitanes no menos
infelices e insensibles que él con los demás que le ayudaban, fué un harto
notable, que fué a la provincia de Cuzcatlán, donde agora o cerca de allí es la
villa de San Salvador, que es una tierra felicísima, con toda la costa de la
mar del Sur, que dura cuarenta y cincuenta leguas; y en la ciudad de Cuzcatlán,
que era la cabeza de la provincia, le hicieron grandísimo recibimiento, y sobre
veinte o treinta mil indios le estaban esperando cargados de gallinas y comida.
Llegado y
recibido el presente, mandó que cada español tomase de aquel gran número de
gentes todos los indios que quisiese para los días que allí estuviesen servirse
de ellos y que tuviesen cargo de traerles lo que hubiesen menester. Cada uno
tomó ciento o cincuenta, o los que le parecía que bastaban para ser muy bien
servidos, y los inocentes corderos sufrieron la división y servían con todas
sus fuerzas, que no faltaba sino adorarlos. Entretanto, este capitán pidió a
los señores que le trajesen mucho oro, porque a aquello principalmente venían.
Los indios
responden que les place darles todo el oro que tienen, y ayuntan muy gran
cantidad de hachas de cobre (que tienen, con que se sirven) dorado, que parece
oro, porque tiene alguno. Mándales poner el toque, y desque vido que era cobre
dijo a los españoles: "Dad al diablo tal tierra; vámonos, pues que no hay
oro, y cada uno, los indios que tiene que le sirven échenlos en cadena y mandaré
herrarseles por esclavos"… Hácenlo así y hiérranlos con el hierro del rey
por esclavos a todos los que pudieron atar, y yo vide el hijo del señor
principal de aquella ciudad herrado. Vista por los indios que se soltaron y los
demás de toda la tierra tan gran maldad, comienzan a juntarse y a ponerse en
armas. Los españoles hacen en ellos grandes estragos y matanzas y tórnanse a
Guatemala."
Pero la familia Alvarado no logró
conquistar de facto la tierra cuzcatleca. Muchos pipiles murieron en ese primer
asalto, incluyendo nuestro legendario Atlacatl o "Señor de
Cuzcatlán" (según Barberena); así como también muchos pipiles huyeron
a los "montes y sierras cercanas". Lo que se llegó a nombrar
siglos después como "Lomas de Candelaria" y las faldas del
Volcán de San Salvador fueron refugio para miles de cuzcatlecos, entre ellos
muchos guerreros que esporádicamente bajaban a Cuzcatlán y atacaban a los
invasores extranjeros...
Para agravar la situación, un riguroso
invierno obligó a los conquistadores, después de permanecer en Cuzcatlán por 17
días, a regresar a Ixinché, en Guatemala.
Una segunda campaña para conquistar Cuzcatlán se hizo necesaria y se inició a finales de 1524, capitaneada por Diego de Alvarado, segundo en línea de dicha familia.
El Adelantado español Pedro Alvarado fue procesado en las cortes españolas por las masacres que desató en Cuzcatlán; él se defendió con el pretexto de los mensajeros muertos y fue exonerado de los cargos en 1529. Gracias a este proceso se saben sus correrías que tantas vidas cuzcatlecas acarrearon.
Doce años después, en 1541, el
caudillo de la familia Alvarado falleció en el estado de Jalisco, cerca de
Guadalajara, huyendo de guerreros indios que lo acosaban. Iba adelante su
escribano Baltasar Montoya que halaba su caballo en una empinada, y debido a lo
rocoso de la subida, su agotado caballo resbaló y se lo llevó consigo cuesta
abajo.
A raíz de estas heridas Alvarado
falleció el 29 de junio de 1541.
Tamen
.
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