Este año 2018, mi blogcuscatlan.com está
cumpliendo 10 años de existir… El decano está de "manteles largos" como decía mi gente
inocente. Y este posteo fue compartido en este blog el 6 de junio de 2008.
Fue el séptimo posteo compartido y adrede he
escogido este número para comenzar la remembranza de ese primer año de vida del Blog Cuscatlán...
EL VERBO ERROR
"Errar es de humanos, rectificar es de
hombres"... No recuerdo cuando fue la primera vez que
escuché este popular refrán, pero a mi tata le encantaba repetírmelo
constantemente.
El clavo es que el verbo error tiene dos componentes y un vergo de
engendros. Hacer el error y reconocerlo uno mismo es el primer componente. El
segundo componente es rectificar el error.
Los terrícolas guanacos le damos al error muchos nombres: errorcito,
errorazo, error garrafal, error de buena fe, error intencional, indetectable,
horror... Pero un error lo define Encarta como “Concepto equivocado o juicio
falso. 2. Acción desacertada o equivocada. 3. Cosa hecha erradamente. ....
5. Fís. y Mat. Diferencia entre el valor medido o calculado y el
real.
Como la mentira hay errores buenos, hay errores malos como hay "horrores
y errorcitos".
El error puede ser una equivocación, (el mensajero es correcto, el
mensajero es errado…, como casarse fue correcto, el escoge fue el error) o una
falta (el penalti es el error, pero la zancadilla fue inteligente).
Un tiempo yo pensé que chupar fue el error más colosal de mi vida, pero
sin embargo hoy reconozco que antes del error está la predisposición genética
individual a cometer ese error como miembro de un segmento poblacional que bebe
bebidas alcohólicas. Lo mismo digo con el fumar, ser dejado, desordenado,
malcriado... Y como en el caso de mi alcoholismo, yo nací predispuesto a sufrir
alergia y obsesión mental por el alcohol, algo que mi mejor amigo no sufre, a
pesar que empezamos chupando juntos.
Para rectificar mi error primero voluntariamente reconocí que era
impotente ante ese error. Luego vino el huevo de vivir sin cometer ese error.
Reconocerme impotente para luchar contra algo que no había podido
derrotar con mi mente requirió que me pusiera humilde y honesto. Pero yo no
significo la paja de juntar mis manos en señal de oración e impotencia, sino
algo mucho más íntimo, introspectivo, espiritual.
Sin ese primer paso del reconocimiento, el error no existía más que
entre los que vivían y convivían conmigo.
¡Pobrecito de mí!... Pero yo así lo quise.
Su Ser, un universo que flota.
Es mi viento de libre albedrío.
Su Rostro, fulgor de luz ignota.
Es Mi Señor y temo su poderío...
Yo he osado contra Su Diestra,
un ego inflado, ente testarudo,
olvidarlo hizo mi vida siniestra,
reencontrarlo fue aún más rudo...
Retarlo me arrastró a un abismo,
fondo tétrico, lleno de endriagos,
sumideros de envidia y egoísmo,
años aciagos y amargos estragos...
Mi alma era una Caja de Pandora,
mi mente plétora de masa aviesa,
mi corazón hiel con saña atesora,
mi cuerpo encubierto en aspereza...
Entonces me exalté y me humilló,
humillado me humillé, y me salvó,
pedí con sumisión, y me escuchó…
y un rayo de esperanza Él irradió...
Mi derrota descubrió mil defectos,
inició a rumiar en mí, no en otros,
y luché por tornar al sendero recto,
senda que Él guía... ¡A nosotros!
Tamen
.Publicado el 6/6/2008
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