El clavo es que la palabra error tiene dos componentes y un vergo de engendros. Hacer el error y reconocerlo uno mismo es el primer componente. El segundo componente es rectificar el error.
Los terrícolas guanacos le damos al error muchos nombres: errorcito, errorazo, error garrafal, error de buena fe, error intencional, indetectable, y horror. Pero un error lo define Encarta como Concepto equivocado o juicio falso. 2. Acción desacertada o equivocada. 3. Cosa hecha erradamente. .... 5. Fís. y Mat. Diferencia entre el valor medido o calculado y el real.
Como la mentira hay errores buenos, y hay errores malos así como hay “horrores y errorcitos”.
El error puede ser una equivocación, (casarse fue el error, el escoge fue correcto) o una falta (el penalti es el error, pero la zancadilla fue inteligente).
Un tiempo yo pensé que chupar fue el error mas colosal de mi vida, pero sin embargo hoy reconozco que antes del error está la predisposición genética individual a cometer ese error como miembro de un segmento poblacional que bebe bebidas alcohólicas. Lo mismo digo con el fumar, ser dejado, desordenado, malcriado... Y como en el caso de mi alcoholismo, yo nací predispuesto a sufrir alergia y obsesión mental por el alcohol, algo que mi mejor amigo no sufre, a pesar que empezamos chupando juntos.
Para rectificar mi error primero voluntariamente reconocí que era impotente ante ese error. Luego vino el huevo de vivir sin cometer ese error.
Reconocerme impotente para luchar contra algo que no había podido derrotar con mi mente requirió que me pusiera humilde y honesto. Pero yo no significo la paja de juntar mis manos en señal de oración e impotencia, sino algo mucho más íntimo, introspectivo, espiritual.
Sin ese primer paso del reconocimiento, el error no existía más que entre los que vivián y convivian conmigo.
¡Pobrecito de mí!... Pero yo así lo quise.
Su Ser, un universo que flota,
Es mi viento de libre albedrío,
Su Rostro, fulgor de luz ignota,
Es Mi Señor y temo su poderío...
Yo he osado contra Su Diestra,
un ego inflado, ente testarudo,
olvidarlo hizo mi vida siniestra,
reencontrarlo fue aún más rudo...
Retarlo me arrastró a un abismo,
fondo tétrico, lleno de endriagos,
sumideros de envidia y egoísmo,
años aciagos y amargos estragos...
Mi alma era una Caja de Pandora,
mi mente plétora de masa aviesa,
mi corazón hiel con saña atesora,
mi cuerpo encubierto en aspereza...
Entonces me exalté, y me humilló,
humillado me humillé, y me salvó,
pedí con sumisión, y me escuchó,
y un rayo de esperanza Él irradió...
mi derrota descubrió mil defectos,
inició a rumiar en mí, no en otros,
y luché por tornar al sendero recto,
senda que Él guía... ¡a nosotros!
Tamen
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