Trillado
repetir que a nadie le
gusta pagar
impuestos. Obviamente no somos masoquistas sin cura. Sin embargo, entre el
gusto, el hecho (o el acecho) hay
mucho trecho. Efectivamente, el LEVIATAN tributario, indefectiblemente siempre
encuentra variado casi ilimitado nicho fecundo del cual alimentarse.
Tan
es así de porno-imaginativo, que como sabemos universalmente opera hasta un ácido
inocente impuesto a los tontos,
sobrecargado a un club de contribuyentes voluntario planetariamente por mareado
satisfecho de su existencia, presente sin avistarse solución, al que
deshonrosamente el suscrito se inscribe muy frecuentemente ‘de cuando en vez’: El
angelical juego de lotería,
a cuya membrecía tributaria de los participantes nadie protesta, excepto
murmuras proverbiales por recurrentemente NO
ser afortunado ganador.
Nada
escapa a las garras de los impuestos. En esa marea grado tsunami tenemos la
vigencia del que podríamos llamar sin pena ni gloria, viendo sus propósitos y
efectos, el IMPUESTO A LA VEJEZ, encarnizado “jovialmente”
por las cotizaciones para pensiones. En USA se habla de aportes al Seguro
Social, en otros laderos contribuciones para la jubilación, retiro o
simplemente pensiones.
Por
lo que aquí toca, queremos compartir algunas reflexiones impertinentes alrededor
del tema y escenario emergente con la
actual propuesta
de reformar el régimen de pensiones del
pulgarcillo, afirmando en primera instancia sobre esta misiva, que para no
saltarse el libreto político recurrente en nuestro país, llega como siempre
tardía pero con la sana advertencia de poder ser proclamada clarísimamente mejor que nunca, con piadosos deseos que
convoque impulsar un real y significativo (¿lo
será?) primer paso, no obstante quizás –lo más probable- insuficiente,
sospechoso, y merecedor de cualquier otro adjetivo calificativo cierto o falso
acompañado de otros etc. irrelevantes. Pero
paso al frente.
Gran
primer-inicial-ojalá GERMINAL utilitario paso que rompe la inercia de la inmovilidad indolente en que han transitado las pensiones,
que al margen de lo acertado o no del proyecto presentado por el Gobierno, y no
obstante como siempre en estos menesteres no hay interés de que la ciudadanía
lo conozca a profundidad, ha estimulado que emerja a la palestra pública, con
las típicas ‘alegrías’ de un velorio, la conveniencia, necesidad y urgencia de
discutir, debatir, atender y entender el
menjurje de los retiros y jubilaciones, e interesarse espiritual y
materialmente, sin drama y con seriedad
sobre el ámbito de las pensiones.
Reformar
el régimen de pensiones, entre otras, es una demanda social en deuda que
ostenta el pulgarcillo, que gracias a la bulliciosa jerigonza en curso, hace
recordar la histórica frase “un pequeño
paso para el hombre y un gran salto para la humanidad”, y preguntarse
forzosa, especulativa y esperanzadoramente:
¿Verdaderamente
asistimos en
la coyuntura actual a un evento que provoque reflexionar en serio al
respecto? Por parte de los obligados políticamente, usufructuarios del negocio
derivado y resto mayoritario-masivo interesado en primera persona (ya
cotizantes o con derecho potencial), a veces con pasivo contemplar sobre sus
próximas necesidades pecuniarias al envejecer. Al decir esto “suena pachito el
riachuelo”.
¿Será
el paso Armstrong para y por los impulsores y acompañantes de la medida de
reforma que se sumen… y un gran paso terrenal (o lunático) para los presentes y
principalmente futuros pensionistas? Para gestionar las necesidades de
pensiones en al menos los próximos 50
abriles y noviembres por venir, mientras llegamos a Marte y vemos que
ondas. La respuesta depende si se aborda y hereda, sin resquicio a duda:
·
Un
contenido legal que resguarde férreamente
la SOSTENIBILIDAD de las pensiones a
largo plazo, con un horizonte que no sea mentiroso por fantasioso.
1ª Utopía.
· El
manejo/uso financiero seguro y “útil” de los recursos que componen el fondo,
acompañado de un mandato insaciablemente claro e ineludible que reciban por
ello la rentabilidad decente, honrada e integra requerida en al menos la tasa
de mercado. ¿Utopía o mercantil financiera
sin-ceración?
· Reducir
márgenes (comisión) de cobro por su administración y seguros por muerte e
incapacidad. Hay derecho a que unos hagan negocio sobre estos temas, pero no
atraco a plena luz del día. Por lo tanto reducción a niveles pudorosos y no de
botín, cerrando posibilidades para resarcirse encubiertamente vía administrativa
con amaños en salarios, remuneraciones u otros; y por supuesto con interpelación
de serios requisitos contundentes en exigencia de capacidad profesional y
honorabilidad para los responsables de su administración y manejo.
· Auditoria
eficiente y eficaz con sanciones ejemplarizantes a los responsables que por acción
o inacción de mano peluda o negligencia no detecten “movimientos raros” que
signifiquen peligros de la sanidad y fortaleza del fondo de pensiones. Sin faltar mediana y prudente independencia
del Gobierno, sindicatos, cúpulas empresariales, y otros grupos de poder, con
historia conocida de mañoseo sobre la piñata financiera que dan cabida
inocentemente los fondos de pensiones.
2ª Utopía.
· No
se repitan los mismos vicios de derroche financiero que significan fiesta para
los funcionarios ejecutivos y empleados de las instituciones que barajan el fondo DE LOS VIEJOS de hoy, mañana y jóvenes de siempre que incursionen
en el mundo de cotizar (impuesto por
envejecer), cualquiera sea la denominación de molde público y privado
pactado, de reparto o capitalización, Al final terminan hermanándose cuando los
fondos acumulados individualmente bajo el régimen de capitalización se acaban,
algo que nula o escasamente menos que susurro se publicita para información de
la ciudadanía.
· Como
otros entes, la historia del IMPEP ilustra como para la mayoría de los dueños
del circo (cotizantes sin privilegios) tenían, tienen que suplicar misericordia
en sus miserables pensiones, mientras sus “empleados” (ejecutivos y
trabajadores) viven en carnaval eterno (13-14 salarios jugosos en la realidad
pulgarcilla, bonos bondadosos vergonzosos, asignaciones superfluas para esto y
lo otro y más etc. ¿?).
· Por
supuesto, aislar / escudar al fondo de pensiones de un uso esclavo o meretriz gratuita de las necesidades fiscales del
Gobierno, como históricamente ha sido durante ha estado vigente este
instrumento básico de un Estado de Bienestar.
· Ello no significa la "herejía" de impedir que el Gobierno pueda financiarse con estos recursos,
pero sí que exista en contraprestación la debida remuneración respectiva, por
el gobierno o quien sea favorecido de financiación con recursos del fondo de
pensiones, pues de lo contrario parece
más violación con estupro monetario artero.
· Aplaudible
la idea de ampliar la cobertura de beneficiarios, pero no a costa simplemente
de aliviar la carga financiera que demanda en el corto y mediano plazo las
pensiones en curso o por otorgarse, pues ello significaría postergar el
problema presente de la abrumadora deuda previsional a cargo del Estado, y
aumentar los efectos perniciosos para los nietos, biznietos y siguientes
generaciones.
· Hay
que racionalizar el gasto público
presente, empezando con
desaparecer o reducir a su mínima expresión inevitable, el derroche obsceno que alardean los gastos bochornosos en asesores
sin seso (nada que ver con los reales); gastos
superfluos que rayan
ignominia, tal es el caso flagrante del "turismo
oficial" inserto en la ‘viajadera’ oficial innecesaria
sin que falte la complicidad de viáticos onerosos; pago de boletos de viaje;
gasolina y carros (peor de lujo), laptops, becas oprobias como son las plazas
de diputados y magistrados del parlamento y corte centroamericana de justicia,
etc.), para liberar recursos que se destinen a la deuda con el fondo de pensiones,
y otros asuntos de interés público insuficientemente atendidos. Una
3ª utopía
de grueso calado que es necesario
comenzar su aterrizaje, como ya en muchos países sucede. Si ni siquiera se puede resistir a usufructuar estas pequeñeces… ¿cómo podría
tenerse la mínima esperanza de ser superadas mayores tentaciones?
·
Ojalá,
pedido a santa Claus y oraciones a Júpiter para que se promueva una reforma
constitucional que garantice el nuevo sistema de pensiones pactado (aunque
nadie lo pueda creer o esperar). 4ª
utopía.
·
Poner
a disposición de la majada (‘Ay ta’ la
internec’ para estos propósitos), a velocidad luz, el proyecto de reforma a
fin de conocer más allá de la noticia, pues en estos menesteres no valen
simples brochures como si se está vendiendo hamacas, gallinas, pupusas o
servicios especializados en atención íntima, siendo ultra necesario y
conveniente conocer “la letra pequeña”.
Y los estudios (si los hay) que sustentan la medida.
·
Llenar
de sustancia los ‘guiri guiri’ que corean y corretean promesas para vender la
medida como pensión digna (¿Cuánto, cifras?). Explicación pormenorizada tal
cual se exige en materia judicial para basar la defensa o condena, que haga
factible verificar si el discurso es de contenido realista o simple humo.
Respetar que no son borregos feligreses los cotizantes.
·
No
hay bronca porque se mencione que… dependerá de las disponibilidades presupuestarias… o realidad financiera del fondo, las
actualizaciones (aumento) de las pensiones; amenaza importante habida
cuenta que la inflación es un mal o bien que nos acompaña eternamente y hace
decrecer el poder de compra de las pensiones otorgadas. Ello es natural, siempre se
agregan estas advertencias que suenan como “amenazas” etéreas; siempre se ha
hecho, siempre se hará.
·
Pero
es honesto desnudar con explicaciones dirigidas a un “chiquillo del kínder’
para que entienda su significado. Obviamente nunca hay interés en ello por
parte de promotores u opositores, pero es conveniente y necesario para no
masturbarse con panoramas disneylandia o quemarse con atmosferas infernales ambas
inexistentes pero que brillan en la propaganda a favor y en contra sobre el
futuro promisorio o traicionero de reformar el régimen de pensiones. Si hay
batallas “campales” por quien tiene el turno de gobernar, para gestionar fondos
en favor de las elecciones que “legitimizan” a quien ejerce el poder… ¿Por qué no
replicar obteniendo los fondos suficientes, bien administrados y escogiendo los
indicados y medios pedagógicos para educar a la ciudadanía sobre las pensiones
y retiros? Otra enésima mini-utopía como tantas más.
El
problema de las pensiones es un rechoncho asunto que teniendo o no conciencia y
con-ciencia, resulta trascendental para los pobres y resto de la clase media
con esperanzado y aspirado derecho a retiro remunerado, y los que la ven pasar
de lejos únicamente. Otros con futuro asegurado real o en apariencia les vale
menos que un H o cacahuate para decirlo Cabralmente Cortez; quizás a lo sumo
interesados únicamente en las oportunidades de negocio o de empleo lotería.
La
cobertura actual del 25% del universo potencial de la ciudadanía demandante del
beneficio de pensionarse, es notoriamente baja. Pero a continuación del
discurso que se ampara en esta realidad para justificar la reforma, surge la
pregunta ineludible ¿Se quiere
beneficiar al excluido o simplemente se ve la oportunidad de aumentar los
fondos para pagar las pensiones del corto y mediano plazo? Aumentando el número
promedio de cotizantes por cada pensionado… y que la incertidumbre y otros
insulsos escenarios y dramas futuros fuercen, más temprano que extra tarde
nuevamente, rebuscarse por qué diablos hacer cuando el problema sea profética exactamente
PEOR que el presente.
Esta
sería una solución equivalente a financiar gasto público corriente con
cuasi-ilimitada tarjeta de crédito haciendo crecer sin límite la deuda en
compañía de ingresos cuasi estancados. Pero el Estado no puede declararse en
bancarrota ¿verdad?
Importa
para los interesados (pobres y cercano status social trabajadores) quienes son
los sujetos que en primera y exclusiva instancia encarnan este tipo de
experimento, por cierto independiente de que santo ideológico adoren o rechacen,
siempre los mismos de siempre … Que el ‘guiri guiri’ en boga alrededor del tema
de las pensiones, provoque al final del camino, pronto sin dilación, un
proyecto diseñado con conciencia, entendido en lo inmediato
conciencia por efectiva responsabilidad con
quienes han trabajado y ¡lógica! e invariablemente ENVEJECEN!, históricamente
olvidados y atropellados….
Y
con con-ciencia para abordar con eficiencia y eficacia el problema latente de administración, diminuto mercado local de
capitales en que invertir el fondo, edades de retiro, años de cotización, tasa
de rendimiento (interés), a fin de que no rebuzne la musa fraudulenta de
una droga alucinógena que cocina brillo efímero y subsiguiente ‘goma’ repulsiva.
De
manera general, hay que reconocer sabiamente que en cualquier aspecto que acosa
con penuria el frágil e insípido bienestar de la ciudadanía, son enfadosas las medidas que
postergan soluciones de grueso potencial, imponiéndose remedios que disfrazan
la agonía, abrazan circo distractor, y que sigamos abrazados por la misma
estupidez de siempre.
Con
la distracción de siempre, circula la opinión creciente que se ocultan negocios
rentables para unos que lamentablemente no rebalsan para el resto, cuando se
implementan reformas y proyectos de ley. Negocios con rentabilidad financiera
para unos pocos y rentabilidad política para otros pocos al lado. Rentabilidad
política en el ejercicio (o aspiración) del poder, que puede significar, por
ejemplo, hacer o decir lo políticamente ‘correcto’,
pero en realidad falso, fraude, espurio, evitando no meterse en problemas
electoralmente por atender con responsabilidad y “H” actitud un problema
presente y san joder heredárselo al siguiente o siguientes gobernantes, sea de
la misma o diferente familia política.
Obviando
encarar los llamados parámetros:
años de cotización, edad de retiro, cuantía de las cotizaciones, y suficiente etc.
que muestren aterrizaje a su efecto final (el más importante): ¿Cuánto sería la pensión? ¿Por cuánto
tiempo? Una
tabla presentando estimaciones con ejemplos representativos del
universo de cotizantes por rangos de ingreso (incluyendo herederos del derecho).
Nada difícil o imposible, simple esfuerzo de carpintería, informativa más que
publicitaria.
Callando
poner sobre la mesa la necesidad de discutir la enfermedad financiera que
padecen las pensiones, particularmente cuando la esperanza de vida viene aumentado.
Sin lugar a mínima duda hoy se vive más años aunque tal vez peor.
Por
cierto, nada fácil tratar esta realidad de las edades de retiro, considerando
que en la escaza oferta de trabajo del sector privado, ordinariamente aparece
el requisito MENOR DE 35 AÑOS, por lo que embarga TORTURA el que sea necesario
cotizar y por tanto trabajar, 30 y tantos casi 40 años CONTINUAMENTE o más si es “salteado”, lo que significa ser
demandante de empleo 25 o 30 y pico años por encima del provocador requisito de
edad citado.
Con
esta realidad laboral y requisitos de un régimen de pensiones sostenible, ya
parece que habría de “sobra” razones “crueles” para analizar la conveniencia
irónicamente pragmática por las que aprobar legislativamente la ¡eutanasia por causa de la imposibilidad de
trabajar para mayores de 35 abriles…! Con la simple certificación del
Ministerio de Trabajo, no importando si se está sano de mente y cuerpo y en
capacidad plena de trabajar.
Se
necesita realizar (por expertos) o conocer si existen los estudios
actuariales (matemático / estadísticos /
financieros) que den luz comprensible e ilustren fehacientemente sobre los
diferentes escenarios futuros de las pensiones. Obviar esta demanda significa
elucubrar sospechosas motivaciones que expliquen su omisión. Incluyendo la
acusación, interesada porque se dejen las cosas como están, de que hay
simplemente un propósito inmediatista
irresponsable de quitarse la espina que conlleva la deuda previsional que se
arrastra, prescindiendo decir los acusadores que ello es por causa del
régimen de pensiones que dio vida a las AFP.
De
lo contrario es caminar evadiendo la guía del GPS matemático-financiero modernamente
vigente, sin la excusa de imposibilidad tecnológica válida para el otrora
navegante Cristóbal Colon, quien también zarpó (ahumado por alguna hierba
“electrizante” –sobre las neuronas-) sin realmente saber si se llegaría a
puerto seguro y cuál de los posibles, si es que finalmente se llegaba a algún
lugar.
Pero
ni se recicla la suerte de Cristóbal Colón y se reitera que los protagonistas
pasivos (cotizantes) no son devotos sumisos a quienes tratar como simples tragones
o glotones de bla bla bla superficiales que informan lo menos. Informar,
educar, es lo importante, no balbucear si unos u otros son comunistas, imperialistas,
aliancistas, atracadores, robo del siglo, etc. etc. etc.
Las
canciones de ruiseñor en unos y rugidos de cuervo en otros, tienen mucho de
escaramuza adulterada y envenenada. El
promotor alardea de su propuesta, y el crítico –opositores múltiples y
multivariados- someten a fuego artillado la medida. Pareciera que hay un
común divisor en martillar con medias
verdades que bordean los límites de las falsedades.
Calenturas
‘sospechudas’ señalan que el ahorro de los trabajadores será objeto de robo. No es cierto. Como tampoco lo son el
cobro de impuestos. Lo cierto, como en todo negocio bancario que es el escenario
de fondo, muestra que las cotizaciones están lejos de los (modestos poblanos) propietarios, y no se
pueden disponer no sólo porque en el caso del ahorro forzoso que sustenta los
regímenes de pensiones, prohíbe un retiro previo sin llegar al momento de
cumplirse edad y etc. requisitos (largo plazo), sino porque igual que los
bancos inversores y prestamistas, los administradores de fondos de pensiones
colocan en terceros clientes usuario financiero demandantes, los fondos que los
humildes protagonistas oferentes integrantes del público o universo trabajador
cotizante les conceden voluntaria o a ‘huevitis’ el negocio de sus ahorros por
confianza o a ‘huevo’ inconsultamente.
Prestarle
al gobierno, incluso forzosamente, no es robo. Fraude, hurto, sinvergüenza acción es NO
retribuir, por el uso del fondos de pensiones, la tasa o rendimiento
financiero que decente económicamente corresponda, no necesariamente
equivalente a lo que se paga a financistas extranjeros según pregonan algunos
analistas financieros; foráneos inversionistas quienes lógicamente valoran y
adicionan otros factores, incluyendo el riesgo país.
Una
diferencia crucial en el caso de los ahorros para pensiones es que no hay
posibilidad de ser embestidos por PANICO BANCARIO… pues son un ahorro forzoso
sin dominio por los dueños (trabajadores principalmente y otros ahorrantes),
quedando únicamente como defensa el recurso hostil de socar sin ser Aniceto e implorar
que el supremo, Chespirito o el poderoso viento que construye olvido sin
perdón, defienda a los derecho
habientes, con manifiesta y holgada compasión durante toda la larga pesadilla
de espera para ser agraciado de recibir pensión, y que alcance mientras dure su
estadía terrenal como pensionista o
mantengan el derecho a cobro sus beneficiarios supervivientes.
Pero,
también los alardes de que ahora si vamos pa’lante, habrá pensiones dignas
(nada más vago que ello), esbozado
por el promotor, dejan muchas dudas sobre su veracidad.
Empezando
porque el tema vital de discusión en torno a estos flujos financieros, es si
están casados con una rentabilidad efectivamente “ventajosa”, recibiendo un
pago de intereses decente. Llevamos
rato, particularmente desde que se aprobó su uso como fuente cuasi-gratuita en
el 2006 con el chanchullo saca-ndo
del fango una aberración Drácula-financiera llamado fideicomiso de fondos
previsionales, que han percibido intereses lagartijas, y eso si es un robo, porque no se
consultó si los dueños de los fondos aceptaban y autorizaban que se les pagara
con artero descuento.
Intereses
lagartija cuyo atropello
se perfeccionó a mansalva deplorablemente contra la
mayoría no privilegiada de cotizantes, mediante la aprobación del decrépito
decreto 100 que daba paso a pensiones vitalicias,
mentor de exclusividades que dispensan aislarse a los favorecidos de la
realidad financiera que acompañe al fondo de pensiones. ¿Si hay rapiña velada:
habrá que corregir esta burlona discrecionalidad?
Lo
mismo ha sucedido con las comisiones que reciben los administradores de las
pensiones, aunque es de reconocer que este atropello ha disminuido ligeramente
en el tiempo. E incluso en la reforma se propone un tibio descenso adicional.
Hasta
la fecha el negocio de pensiones manejadas por AFP ha reportado más de $ 225
millones, cifra complacientemente jugosa sin menor duda para los administradores.
Una pregunta obligada es si los cotizantes que han verificado su conversión en pensionistas, detentan sonrientes y felices similar
sentimiento de realización, conforme presagiaban los promotores del actual
régimen de pensiones y subsiguientes agentes ejecutores.
El
ahorro tiene como premisa básica conceptual, que los perceptores de un ingreso
deciden no ocuparlo en consumo (sacrificio), con la promesa que su sacrificio
presente se compensará regresando mayor poder de compra futuro, y eso significa
que debe ser el interés superior incluso a la tasa de inflación y algo más (más
que depende del mercado y otros factores coyunturales incluso discrecionales).
Y si el ahorro nada tiene que ver con una decisión individual sino que es
forzoso dicha premisa cobra mayor relevancia.
La
esperanza de mayor consumo futuro, o simple posibilidad de consumo cuando se
sale del mercado de trabajo, recuperando el ahorro incrementado con los
intereses ganados y que alimentan el fondo de pensiones, supone certeza de que los recursos del fondo de pensiones no cursen desnutrición
o peor se pierdan en el camino largo que implica jubilarse. Y aquí
indudablemente, si es el gobierno el beneficiario del financiamiento, da mayor relativa seguridad que no salgan
sin regreso los ahorros; puesto que al menos el Estado no se declara en
bancarrota. O, se evita llorar sobre la leche derramada por haber colocado
fondos en fuentes externas “familiares”
(con cero control) de las que se vieron afectados por la reciente crisis
financiera internacional
Pero,
pero, pero, la tasa que se pague, no tiene, no debería, no se justifica, que
por que el dueño de los fondos, bajo invisible pero real arma financiera, no
puede ni oponerse a lo sumo protestar, se adjudique el uso de sus ahorros
previsionales sin pagar el rendimiento económicamente
decente, es decir, tasas
reales al menos de mercado. Por ejemplo,
si correspondiera un rendimiento del 3%, y se paga 1%, por el gobierno o sector
privado, local o foráneo, se está en la práctica ROBANDO el 66.7% que le
corresponde al trabajador. Obviamente nadie estaría de acuerdo en vender un
carro de su propiedad que valga 10,000 en 3.000. Un caso insólito de aceptación
significa “solidario” pendejismo en el virus motivante o es atraco bajo la
pistola de la legalidad. Teniendo con-ciencia, se diría que seremos pobres pero
no imbéciles eternamente.
Este primer paso “Armstrong” debe
servir para que la ciudadanía / electorado se involucre sin misericordia en
estos temas para proteger sus intereses, tome conciencia de su relevancia
inobjetable, y los aborde con con-ciencia para apoyar, criticar y exigir
modificaciones a las mediadas de solución que les arrojen / ofrezcan los
responsables de su aprobación y manejo.
Cuidado
con la musa peligrosa de simple
incrementar el universo cotizante incorporando a los que están afuera, porque a
pesar que se ve reivindicativo, podría esconder el engaño de obviar otras
medidas, que en conjunto por acción y omisión significa para los nuevos
miembros: USTEDES FINANCIARAN LAS PENSIONES DE LOS PENSIONISTAS ACTUALES Y
FUTUROS QUE A ‘HUEVITIS’ NOSOTROS EL ESTADO ESTAMOS OBLIGADOS, POR EL PESIMO,
IRREPONSABLE, Y ESTUPIDO MANEJO HEREDADO
DEL REGIMEN DE PENSIONES, LO QUE A SU VEZ SIGINIFICA QUE PARA USTEDES HABRA
QUE AMPLIAR A FUTURO LA COBERTURA, CON POTENCIALES MARCIANOS DEL PLANETA MARTE, A ESAS ALTURAS
ESPERANZADAMENTE DESCUBIERTOS Y AMIGABLES, DE LOS QUE SUPONEMOS EN TANTO
EXTRATERRESTRES NO TENDRAN NECESIDAD DE REIVINDICACIONES TRIBIALES COMO LAS
TALES PENSIONES, BAJO EL SUPUESTO AGREGADO QUE TIENEN CUBIERTO DIVINAMENTE
CUALQUIER PENURIA RELATIVA A LA VEJEZ.
En
el mundo foráneo
(particularmente desarrollado) ya se comienza a discutir la pertinencia, urgencia y necesidad de utilizar
los recursos ordinarios del presupuesto público, impuestos por lo tanto, para
conformar el escurridizo y dinámico nivel sensato del fondo de pensiones necesario
para atender esta premisa elemental integrante de un estado de bienestar, como
es la posibilidad de retiro de la vida laboral con menos penurias.
Por
cierto, esa demanda por soluciones integrales es independiente que se logre
incluso manejar celestialmente las pensiones. Pero, en el pulgarcillo “semos” a
fuerza de un entramado de líderes y dirigentes con sabia neurálgica estupidez obstinada,
ojalá en acelerado peligro de extinción, no de los mandantes sino de sus
ocurrencias, macondo aisladas a las alertas positivas o sugerencias de solución
que otros avizoran en el exterior.
Recibir
pago de intereses ventajosos (decentes, rentables, de mercado…) no es una
garantía excepcional para la sostenibilidad del fondo de pensiones, No es
suficiente ser abrigado con esta circunstancia positiva, pero inexcusable e
ineludible para apuntalar su sostenibilidad. .
Según
lo poco que se conoce la reforma estaría corrigiendo esta adversidad del no
pago decente por el uso de los fondos de pensión. Lamentablemente sin faltar
acudir a la frecuente maña legislativa de siempre, que significa empezar un
futuro mañana (¿Por qué no ya?), a
partir del 2do, 3ro o 5to año de
vigencia de la reforma. Es decir, cuando quizás sea otro el ministro de
hacienda que le toque tener que hacer reajustes.
Esta
imaginativa troglodita solución de postergar correcciones, es equivalente a si
con el alcoholismo se dijera: bajaremos la cuota de embriaguez perniciosa
actual… lentamente y a partir del próximo febrero que tenga el día 29,
comenzando por lo tanto el siguiente año bisiesto que será mucho después… en
2020. O que a una víctima diariamente de violación, “enérgicamente” se le prometa, que será
beneficiada con la reducción de perpetrar el delito que la tortura, a partir
del siguiente año, procurando que la violen menos y menos hasta que nunca más
tenga que afrontar este sufrimiento. ¿FELICES
TODOS? Seguramente no por quien afronta violación (PENSIONISTAS).
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