viernes, diciembre 11, 2015

"Mi Historia Entre Tus Dedos"

Coincidiendo con las fiestas navideñas, que por muy viejo que me ponga siempre filtran mi cuero y me ponen canelón… y para respirar, oxigenarme y sacar el CO2 humo negro que se respira al escribir y abordar sobre políticos corruptos, ladrones, evasores de impuestos, putos ideológicos, racistas, xenofóbicos…. y un revergo de etcéteras, hoy traigo esta historia personal canelona.
"Olvidáte del pasado que ya pasó, el presente es lo que cuenta…” He oído este aforismo miles de veces, por decenas de diferentes humanos y en dos diferentes lenguas. El último al que se lo oí casi a diario era un jefe que tenía aquí en Houston, le enculaba acallar menciones de antecedentes, parámetros, experiencias que retaban su estancia y proceder aludiendo el aforismo.
Pero mi ex jefe, y todas las decenas que me la dijeron antes de él, están errados porque para mi entender el pasado es lo único que vemos y dice vivimos…, es gratis y causa ningún daño
Aún estas palabras que escribo son ya el pasado.
Veo en mi ventana la luz del sol y esa luz es el pasado, ese fotón de luz le tomó ocho minutos en llegar de la superficie solar a mis ojos y 500 millones de años desde su origen en el centro del sol a la superficie solar.
Veo la luna y su luz reflejada es tres segundos vieja…, y la luz de millares de estrellas, ¡man! Allí hay miles, millones, billones de años que hablan sólo pasado y puro pasado…
El presente y el futuro son los que no cuentan porque no existen y cuando llegan existir son efímeros.
Es la música la musa del recuerdo. Una melodía agita ese pasado que ha hecho vibrar tantas emociones. Una canción inquieta el alma y crea un poema, hace palpitar el corazón cuando hay amor, y ajolota la mente cuando hay odio.
La Navidad de 1999 fue algo nuevo para mi. Hacía seis meses había regresado a vivir a mi bello e inmortal terruño después de 18 años ausente.
Vivía sólo en un apartamento de tres cuartos en la Cima 1, era afrontable a mi bolsa y ahorros, sólo 170 dólares al mes, 10-15 mensual de luz y 5-8 de agua… 200 bolas para vivir de fufurufo arrepentido.
El edificio quedaba en lo alto, en lo que fue las otrora famosas Lomas de Candelaria, y desde mi apartamento se veía San Salvador y el Boquerón nítidamente.
La calle cuesta arriba, que pasa enfrente del estadio Cuscatlán, más arriba de este se bifurca en dos, la calle de la izquierda es una subida que topa en el bar y restaurante El Neptuno…, esquina opuesta estaba localizado mi edificio con cerca de 10-15 apartamentos.
Había regresado a terminar una meta que dejé abandonada en 1981 debido a la guerra y esa Navidad de 1999 la iba a pasar en completa soledad.
A principios de diciembre se llevaban a cabo los exámenes finales en la universidad privada a la que asistía y yo trataba de estudiar, pero tenía un gran clavo para concentrarme… era la música de El Neptuno.
En El Neptuno había un solista que cantaba los jueves, viernes y sábados. A mi me encula la música, la guitarra, la cantada… yo mismo charranganeo la guitarra… Esto no era problema. El problema era que casi sin falta el solista de El Neptuno cantaba el mismo set de canciones.
La primera vez que escuché las canciones me gustaron en paleta, pero no tenía ni idea quién las compuso o quien las cantaba…, estaba completamente desconectado de la música en español.
Manejando un carro de palanca y cambios, que tuve que aprender porque nunca había manejado uno, les daba jalón a cuatro de mis compañeros y compañeras del hospital de San Bartolo, los del asiento de atrás hablaban de música, yo hablaba de fútbol con mi compa al lado… de repente la compañera atrás me pregunta: ¿Jorge, y te gusta Luis Miguel?... yo respondí la pregunta con esta pregunta: ¿En qué equipo juega?
No les miento cuando les confieso que casi me linchan con todo y carro.
Honestamente nunca había hablar ni oído cantar en Chicago a Luis Miguel…, como nunca había oído de Selena hasta que murió.
Y no es que me había vuelto malinche, Dios guarde, sino que había vuelto ley en mi casa que, aunque sólo se hablaba español, también por ley sólo veíamos televisión en inglés. La razón era que en Chicago de los 80s y parte de los 90s había sólo una estación mexicana en FM de rancheras y una estación de TV gratis pero sólo novelas transmitían.

Las canciones en español que oía en la casetera de mi carro y el estéreo de mi casa eran las que me traje en mi diáspora o conseguía con mi familia: Los Gatos, Los Brincos, Formula V, Los Mitos, Iracundos, Kiriaps, Guaraguao, Alberto Cortés…, y pijo de etcéteras…. Yo seguía viviendo la música en español de los 60s y 70s.
Después de seis meses en mi regreso y oyendo a este solista en El Neptuno me di cuenta que no sabía de música contemporánea en español.
No sabía de Luis Miguel, Franco De Vita, Pablo Milanés, Silvio Rodríguez, Soda Estéreo, Caifanes, Adrenalina, Enanitos Verdes... Todos de moda por esa época.
Pero para Navidad 1999, después de seis meses de oírlas, y aunque no sabía quién la cantaba, quién la compuso o el nombre de la canción, gracias a este solista de El Neptuno, yo ya me las podía todas de memoria… pero también, como el muerto que después de tres días hiede, esas canciones sin nombre ya me emputaban y para diciembre ya no podía concentrarme.
Una noche de sábado vísperas de mi último examen final, de repente sonó una canción que me puso los pelos de punta, era otro cantante quizás invitado del solista titular, un comienzo soso, lento, casi aburrido…, pero conforme se escucha va gustando… paré de estudiar y me concentré en escuchar.
Cuando terminó la canción fue un triunfo total por el griterío de la mara que quizás debido a la estación navideña se oía la bulla más grande… Para cerrar su set casi a las dos de la mañana el solista volvió a tocar otra vez esta canción que hasta casi ocho años después pude saber su nombre, compositor y cantante.
Un nombre peculiar, dialéctico, sin querer me hizo pensar en mi propia vida: "Mi historia entre tus dedos".
Hoy que oigo esta canción de nuevo y de nuevoy de nuevo… me acuerdo Navidad 1999 y mi precioso terruño, mi linda y sufrida gente que Dios siempre la tiene a prueba… y entonces vuelvo a escuchar esta canción otra vez… porque el pasado para mi es el presente, es lo cierto, y el futuro es incierto, ya que cuando llega, como el rayo de sol, ya es solamente el pasado.

Tamen
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