No había mucha diversión
visual para un mono impúber, luego adolescente, en los 60s y 70s. El cine y
la Tv no eran tan comúnmente accesibles
como es ahora, eran caros comparado
a los salarios entonces... La Tv Motorola en blanco y negro de 19 pulgadas, costó a mi tata alrededor de 330 dólares de 1968. Y 300 chuyas en mi
terruño del 68 era un "sueldazo".
En mi infancia en los inicios de los 60s para ver televisión había
que ver a través de rendijas en las
ventanas de las casas vecinas, o pedir
permiso para entrar, sentarse en el suelo, y así poder ver El Fugitivo, Combate, La Dimensión
Desconocida, El Túnel del Tiempo, X Cero
Da Dinero, Lucha Libre... Y la fonomímica en el Show de Tito Carías,… Ah!, y ver bailar a la
mujer de Tito Carías, e hija de Lito de Barrientos, era como haber visto bailar las nalgas de Selena.
La diversión
cinematográfica en los 60s se estrechaba a domingo… y uno que otro sábado.
Había cines y teatros dispersos en todo San Salvador de los 60s. Cines "de
lujo" como el Caribe en la Escalón,
cines clase media con asiento
acolchonado y aire acondicionado como el Fausto, Majestic, Izalco, más un
vergo de sucios y malolientes cines butaca
dura para la currunchunchún..., para nosotros
estaba el cine México, Capitol, Modelo, América, Iberia, Avenida, Tropicana...
Llegó inicios de la década de los 70s y en mi
changarro de la Colonia Santa Lucía la entretención era la Tv Motorola y dos canales de televisión: Canal 2 y 4..., pero sólo
transmitían 2 horas al mediodía, de 5-10 pm día de semana y 5-12 domingos.
Mi gusto visual sigue la vida, pasión, y muerte de mi testosterona. Caricaturas,
chiquilladas, fantasía, cuando mi testosterona duerme en la infancia. Horror
y miedo cuando se despierta y
comienza duplicarse..., rock, grifa y culos cuando la hormona está
en altas concentraciones... crepúsculo y sepulcro.
Sábado por la noche a finales de los 60s era de ley
ver el canal 4 y la "Lucha Libre Profesional" narrada por Miguelito Álvarez. Fui fiel fanático de The Tempest, Tony Jackson y el Águila Migueleña, los "limpios"…
odiaba "los chucos" como el Bucanero,
el Apache y el Mongol… todos cuilios y juras.
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Lo mismo reflejaba mi carrera de cineasta pues fui creciendo y para mis 12-13 años me enculaba Clint
Eastwood, Giuliano Gema, Fernando Sancho, Yango, o sea, lo que los gringos
hoy llaman "western spaghettis" o vaqueradas italianas.
Noté algo común en las vaqueradas italianas, y es que los nombres de las películas casi todas
llevaban la palabra "dólar" y así
había nombres como por un puñado de
dólares, siete dólares al rojo, por
unos dólares más, un dólar marcado, 10 mil dólares vivo o muerto…
Seguí trepando y por corto tiempo en mi temprana adolescencia,
empujado por un primo, me agarró la pila de gustarme las películas de Wang Yu..., ¡puta!.... Los chinos pegaban saltos
lunares..., nuevos "trucos de cámara" que viéndolos por vez primera me
apantallaron.
Pero al final de mi teen age me llegaba ver películas
de protesta y los festivales de música rock que nos invadieron después de Woodstock...
Una de estas películas de protesta que hizo mella en mi estructura fue "Las Fresas de la Amargura", película que vi en el cine Darío un día de 1970 y realmente salí conmovido..., como con ganas de darme verga con la Guardia, la animala, o la jura.
El argumento de la lica se centra en unas protestas estudiantiles sucedidas en la
Universidad de Columbia… dos ondas impresionantes
fueron el impactante final y la música.
Tengo aún el álbum doble en vinil.
Pero el cine más yuca entonces para mi mente concebir en toda mi carrera de
cineasta fueron las películas de suspenso
mezcladas con horror.
Todo comenzó en mi pubertad... Quizás fue por la expectativa que el cura en su sermón le
imprimió. El caso fue que la iglesia El
Perpetuo Socorro ofrecía los sábados por la tarde películas gratis a los que ya hayan hecho la Primera Comunión, y
que comulgara…, el clavo era tener a
huevos que llegar sábado a confesarse y a misa de siete de la mañana el
domingo.... todo para ver una película gratis.
Un domingo de estos, en 1966, el cura dando una homilía terrorista nos advertía desde
el púlpito que "aquellos niños que no
cumplen los diez mandamientos son
castigados por Dios en el infierno
donde además de Satán hay monstruos como el que verán en la película del próximo sábado".
En mi barrio habiamos una marita de párvulos que vivíamos en el mismo barrio y estudiábamos y
jugábamos juntos, el tema de la semana fue ¿quién
será ese monstruo que vive con el diablo?..., todos pasamos especulando si
tendrá cachos, cola, será rojo y con patas de chivo.
El famoso monstruo fue nada menos que el ya para entonces trillado "Monstruo
de la Laguna Negra", una película de 1954.
Cuando nos anunció el cura al monstruo de Satán ya me había quebrado esa lica en blanco y negro repijo de veces y también sus dos o
tres secuelas en el cine México y en el difunto "cine y teatro" Popular, el pulgoso. La había visto en "estreno", en dobles, triples.
El cura nos creía hijos de "campesinos del campo",
como una vez dijo el fraudulento ex presi
Molina.
Pero fue la película Psicosis la que más erizó mi mente. Yo no estaba supuesto a ver esa película, era "prohibida para menores de 14 años", yo no llegaba ni a doce, y no entendí la película, pero no la pude borrar de mi mente por una semana.
Los "grandes" con los que entré al cine, caminando a pata de regreso a casa, me la explicaron en todos los ángulos, pero no me entraba ni a patadas.
Pasó tiempo antes que pudiera hilvanar que una personalidad
humana, en su mente, se podía patológicamente
fraccionar, multiplicar..., y sin estar chabeleando.
Y es que entonces yo
pensaba que si había algo que El
Santo Enmascarado de Plata, Clark Kent/Superman,
el Fantasma duende que camina, Kalimán el hombre increíble o Jacquie el pecoso no sabían hacer, nadie lo podía hacer.
Y así estaba el estado
de mi carácter cuando llegó en 1972 la serie de Barnabas Collins y la
película El Exorcista.
Originalmente posteado en 2008
Originalmente posteado en 2008
Tamen
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