Cuando se
trata de prohibir la tradicional
fabricación de pólvora y venta de cuetes en las fiestas navideñas yo tengo sentimientos encontrados.
En la década
de los 60s mi familia se benefició
de esta industria casera. Mi madre y
su hermana fueron pequeños empresarios
en este negocio.
Por eso no
me cuadra que el Arzobispo Opus Dei,
lacayo de la oligarquía extranjera, venga con la onda que apoya prohibir venta y fabricación de cuetes y pólvora sin medir las consecuencias económicas sobre la gente pobre que se beneficia por un escaso período de tiempo en este negocio.Y es que esta industria es del pobre, de la gente que el Nazareno tanto protegió y que este cura y su orden Opus Dei les pela tanto el eje.
En gringolandia la venta de fireworks es legal y próspera. En
las grandes ciudades es ilegal la venta y distribución pero en los prósperos suburbios, que pululan en las afueras de
estas grandes ciudades, es venta libre y
legal.
Mi sorpresa
al llegar a USA fue que Chicago de los
80s permitía reventar cuetes el cuatro de julio, día de independencia…,
irónico pero aunque Chicago no permitía
la venta dentro de la ciudad si permitía la quema… Yo iba a Indiana a
comprar pólvora para que mis hijos disfrutaran lo que yo disfruté en el terruño.
Chicago
tenía lugares establecidos y controlados
donde permitía la quema de pólvora.
En Texas mi sorpresa ha sido más grande. Se puede reventar pólvora… Pero igual a Chicago la
ciudad de Houston, dentro de sus
límites, prohíbe la venta y quema de
pólvora…. Pero la ley es flexibilizada para Navidad y Año Nuevo..., en especial en los barrios hispanos.
Vivo en una
“subdivisión” a unas cuatro cuadras en las afueras de Houston y se puede quemar pólvora. Como con las
ventas de taco y comida mexicana hay unidades
móviles llenas de pólvora de toda clase que se parquean en cada gasolinera (en las afueras de
Houston) para la época del año, y hay venta
loca igual que en el terruño.
La Nochebuena y Año Nuevo es igual donde vivo en Houston a como es en el terruño,
una ensordecedora reventazón de cuetes….
Y armas de fuego.
Pero es raro que en Houston (lo mismo en
Chicago) se reporten ese pijo de
quemados como sucede en el terruño. Y es que el gringo tiene reglas de juego
donde educa y enforza las reglas para prevenir lo que hoy es tan
común en el terruño.
La solución
para el problema de los niños quemados en el terruño recae en los tatas y en el gobierno que no copia esta onda positiva de los gringolandeses y sus reglas de
juego tocante a pólvora…. Y es que lo bueno no lo copiamos
Los niños pobres y desnutridos, como fui
yo, no hay onda más verga que reventar un
cuetillo o darle vueltas a unas “estrellitas” en una noche de Navidad…,
hace olvidar el dolor que provoca el
estómago vacío, o la fiebre de las lombrices.
Robar esta
delicia, como quiere el cura
Opus Dei, sería no sólo robarle esta alegría a los niños sino peor pues
sería acabar una fuente de existencia
para gran porción del segmento desposeído
y pobretario de mi gente cuando las
oportunidades para ganarse la vida son
nulas y no hay indicios que mejore en un futuro cercano.Tamen
.
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