En medio de todo este desvergue que está
pasando en mi País, quiero variar y ponerme patriotero canelón con este poema.
Lo escribí en 1995, cuando la novedad
de internet comenzó a hacerse accesible.
Entonces la poesía se convirtió en mi
catarsis.
En los 38 años de mi diáspora hubieron
momentos palomas de nostalgia, momentos de añoranza, desamparo ancestral… Nunca
me pude acostumbrar a la idea de cuando llegada la hora quedarme en los Estados
Unidos, como jamás se me vino la más mínima idea de sentirme “americano”, aunque
en papel lo era.
El más grande halago que recibí en mi diáspora fue cuando en Houston, 2011, la doña salvadoreña dueña de la taquería donde pasaba a comprar, me oyó hablar y me dijo afirmativamente
-"Usted es salvadoreño"
-¿Se me nota?...
-"De a dos cuadras".
Entonces ya tenía 30 años de vivir
allí.
Hoy vivo aquí entre ellos y puedo
afirmar que Mi tierra no es sólo esa rampante corrupción que impera hoy mucho más
que ayer. Tampoco Mi País no es depravadamente mentiroso como hoy su régimen se
enorgullece ser… Ni mucho menos Mi Gente es tan soberanamente pendeja como
hasta hoy aparentemente ha mostrado ser.
Mi Tierra, Mi País, Mi Gente tampoco
es un pueblo narcisista carente de empatía como los coetáneos en la nave
espacial hoy nos perciben cuando ven, leen, escuchan del narcisista que hoy nos
conduce a hacernos mierda.
Mi Tierra, Mi País, Mi Gente es de mi
color, es mi ojos, mi pelo, mis labios… es mestizo pipil-tolteca…, Ellos siempre
los he sentido como catarsis de mi corazón.
Me sentía helpless, ya no lo estoy.
¡Qué venga la piyama de madera!
Es sólo un pulgarcito en
mapa,
pero es de América su
corazón,
y la luz tropical del día
destaca,
esa faz agreste de mi
nación...
Ese diamante en un mar de
anillo,
¡La Unión! Oriental gema
de veras,
porque Dios te puso en las
afueras,
tu gente posee el decoro
sencillo...
gente que vive al extremo
Occidente,
donde los ausoles de la
tierra brillan,
Ciudad Morena que al país
maravillan,
tu ilusión de ser libre e
independiente...
Orgullosa Capital del
valle de hamacas,
donde impera la pobreza y
la riqueza,
gente dividida por ideas y
flaquezas,
en tu corazón hay clavada
una estaca...
A toda mi gente viviendo
en la lejanía,
con fe en Dios espero
verte un mañana,
y mi saludo va desde esta
tierra extraña,
pero hoy sólo puedo
darte... ¡mi poesía!
Tamen
.
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