viernes, enero 10, 2020

Memorias de Un Desmigrado: Una Oda A Mi Vecino De La Colonia Santa Lucía...


Me dijeron de la muerte de Mario Mata, mi vecino en la colonia Santa Lucía. Mario era quizás tres años y pico menor que yo... Los Mata, como mi familia, llegamos a vivir a la Santa Lucía en 1963. Cada vez que podía, los visitaba cuando llegaba de visita al terruño porque eran los únicos vecinos que quedaban de mi pasaje.

Su muerte me recordó de ese grandioso y fatídico día del 29 de diciembre en 1979. Yo tenía 25 años y me casaba ese preciso día a las 6 pm en la desaparecida iglesia Concepción.

La noche anterior eran las 7 pm y yo !no tenía traje para la boda!

Estaba afligido y ahuevado. Me iba a casar con la que había estado enculado ya por casi seis años y en mi mente corría el tema preferido de Hollywood, o sea, yo dejaba a mi novia plantada en el altar. En 23 horas más, 6 pm., comenzaría la boda y yo…, ¡no tenía traje ni zapatos para la boda!

Que verga casarme en diciembre, todo mundo tiene pisto y ganas de chupar, pero fue ella la que escogió la fecha seis meses antes... Eruditos han hecho analíticas estadísticas que han mostrado diciembre casi la mitad del Homo Sapiens en la nave espacial se pone a talega… Yo bebí 25 días seguidos de pura gorra, toda mi mara me daba "la despedida de soltero", me clavé sendas vergas que fueron el infierno y el cielo de mi cuarto..., de siglo…. Comencé la zumba la primera semana del mes, mi tata había salido de vacaciones y me regaló $100 vergas "para que compres el traje"… Ni modo, esa noche con mi alero nos echaban a la verga porque cerraban a las cuatro de la madrugada en la Villa Sisi y todavía quedaban $40 bolas, aún cabezones agarramos taxi y nos fuimos para Apulo.

Pero después de haber parado de chupar, ¡qué bajón!, un día antes de la boda, me hallaba fumando un Delta en la esquina del pasaje, sin cinco y sin traje para ir a mi boda… Allí entra mi vecino Mario Mata, que le decían de apodo "hipito", que con su estilo sonriente, su mirada avispa y con su modo campechano me dice "-qué ondas broder porque tan agüitado, mañana te casas, debías estar jelengoso"… Entonces le cuento el rollo y me dice que él y yo somos igual de secos (murió pesando más de 200 libras), pero que él tiene un traje que lo usó en el año para ser paje en una fiesta quinceañera, me lo llevaba a mi casa para que me lo midiera… Llega a mi casa con el traje y con su mamá, la "niña" Mary, quien me abraza y me decía animándome que los trajes prestados traen buena suerte, pero yo, engreído, me siento incómodo, me obligan grácilmente vaya al cuarto a medírmelo…, me lo clavo..., me miro al espejo ¡y me sorprendo!... ¡Me queda al pelo!..., como si hecho para mi, me vuelvo a mirar al espejo, sonrío, salgo y casi chillando les agradezco a ambos.

!Gracias Mario Mata porque por vos me pude casar!, no creo lo hubiera logrado sin tu puntual aparición… Y quizás la niña Mary, que falleció hace tres años, estuvo correcta tocante a la suerte.

Que descanse en paz mi amigo de infancia que tantos recuerdos me trae, y para el pequeño universo que se llama YO, él será un muerto que en mi universo vive.

Osados años los de antes,
con tensiones y presiones,
con esperanzas e ilusiones,
con mucho pose y talante...

El sueño común: un ideal
alimentaba el deseo de vivir,
y aquella actitud de reñir,
coqueteando siempre al mal...

Qué tan difícil era separar
los hechos de una ilusión,
fácil castigo, difícil perdón,
el odiar subyugado al amar...

Bailar, besar la quinceañera
en su vestido color de rosa,
hacía la vida más hermosa
y la canción más placentera...

La pobreza era apremiante,
la superación todo un reto,
y no se disponía del respeto
aunque se fuese un galante...

No era la vida tan agitada,
era un verano sin invierno,
pero el camino al infierno
con progreso se acercaba...

Has muerto pero no olvidada
vida que el ayer has pasado,
hoy con pericia has volcado
lo que nunca diste por nada...

Sos pura lozanía en la vejez
inmaculada como una rosa,
tu esencia en amor rebosa,
y sobresalís en la estrechez...

Recuerdos, remembranzas,
ignorar qué habrá adelante,
si el ayer fue un feo talante
el hoy siempre es esperanza..

Tamen

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