miércoles, julio 10, 2013

OSCAR A LA HONRADEZ

Cuando me encaramé en este blog, que ya cumplió 5 años de vida cibernética, lo abrí con mi amigo y ex compa de INFRAMEN, MemoRDias, pero rapidol él se fue a abrir otro blog vergonazo y me quedé sólo.... Ya encaramado en el macho tuve que jinetearlo y él único que hasta ahora había colaborado en este blog fue Carles Puyol... Pero traigo una colaboración con diferente estilo, variante enfoque, sarcástica y satírica trama, y completamente ingenioso, por el economista usuluteco Juan-cho… espero lo disfruten y a Juan-cho agradeciendo y deseando que no sea la única colaboración.

OSCAR A LA HONRADEZ
Por Juan-cho
A nadie le he confesado mi infernal, aunque verosímil por natural estupidez expresa y confirmada, cuando solicitudes traslado al doquier. Sin embargo, no declaro ser sabedor inconsciente porque yo si estoy enterado de suma perorata insinuación, ya que en efecto, yo soy nadie, otro nadie a veces más y en otras menos campechano de manudas malacrianzas. Por eso ahora, nuevamente, hago pública la ilusoria presente solicitud extensiva a terceros, porque interesa que si no la asimilan los segundos, que si son partícipes de la puerco-cracia trama de la diaria actividad pública y privada, en calidad de feligresía o involuntario acompañamiento, cómplice de los primeros responsables, sean los restantes quienes reclamen a los realmente verdaderos protagonistas que gozan del pecaminoso fruto contra el que desearía promulgar justificado reconocimiento; primeros aquellos que vuelven perverso que los espectadores crean imposible de creer en la honradez, al confirmar insistentemente a diario que no hay decencia en este mundo cruel de hirientes carcajadas. No se le dice a turulato(a) para que lo entienda mengano(a). Estos ya lo saben; faltamos los demás que no nos llamamos turulatos; únicamente lo somos con nuestro complaciente y conformista contemplar pasivo.
¿Por qué no se crea un OSCAR A LA HONRADEZ?
Un país como El Salvador, parecido a muchos otros (¿todos?) por manifiestas costumbres de pomposo descarado proceder en los personajes políticos con títulos espurios de sacrificados servidores públicos, circo imitadores hollywoodenses del accionar dizque desdeñado de intereses mezquinos; merece, reclama, para iniciar la gran solución, demanda con urgencia, la creación ad-honoren de un Pedro, Cesar, Perencejo u Oscar premio-reconocimiento mesiánico a la honradez. Por ahora son repetitivos los abusivos usufructos pecaminosos de la cosa pública y privada, pues abundan, para mencionar parte del universo convicto, los políticos que se auto inmolan invisible e ineludiblemente como CONDE.
Aclaro que no son todos. Son muchos más.
No se crea que tal nominativa presunción (la de conde) sea producto de delirios que originan presumible imaginación incauta por creencia y aceptación sobre linajes nobiliarios. Son Conde, por conde-nado altanero. Conde-nados por su final e intermedio accionar con mano peluda olvidando el juramento inicial de probidad, con desplegada jactancia o veladamente bajo subterfugios de mero ejercicio inocente de fraudulentos derechos “ganados”. Son conde-nados con florecidos cuernos, no por ser venado-parientes, ni demoniacos, ni cornutos, sino por lucir chichones en su inflada oscura bandolera conciencia.
Como parco contexto, brilla el publicitado folklor de meter preso al que se roba una gallina, o de escandalizar y reclamar por el saqueo hormiga de los empleados privados y/o públicos que simulan enfermedades para justificar ausencias del trabajo, se apropian de lapiceros, papel, y otras baratijas de las oficinas, sonsacadas para uso personal indebido, etc. Pero, es irritantemente curioso los oídos sordos y actitud conformista contra el desfalco elefante, excepto coyunturalmente para réditos de campaña electoral o desprestigio al competidor o potencial contendor, o para el cotidiano chambrerío discursivo de cafetín, pero, nunca para propósitos correctivos, mucho menos sancionatorios.
Desfalco elefante lamentablemente hay en la esfera pública y privada. Bancos y otros que no pagan los impuestos que les corresponden, cobros desmedidos. Etc. Pero la peor desfachatez, la ejercitan aquellos que en su calidad de funcionarios, no sólo levantan la mano para jurar su cargo; luego la estiran para peticionar beneficios arbitrarios, infames y ultra reprochables, máxime cuando alrededor reina la pobreza. Por ejemplo, mencionemos la vergonzosa costumbre de gozar de una lujosa flota de vehículos a su servicio sin faltar la respectiva dotación de combustible en calidad de impío despilfarro de los recursos públicos; de cobrar bonificaciones por mañoso retiro voluntario, a milésimas de temporalidad para que termine el periodo para el que fueron nombrados. Y la lista de fechorías podría ser interminable.
Cuando hay aplaudibles ataques de decencia, los desvergonzados conde-usuarios de derechos siniestros protestan airadamente y/o justifican su marrullero proceder. Recuérdese como aullaba con críticas ácidas el ex magistrado popularmente conocido como “pupusa power” contra la Sala de lo Constitucional, luego que el anterior presidente de la Corte Suprema de Justicia tuvo el “provocativo” arrebato de corregir algunos abusos en materia de asignación de impropios abusivos beneficios a los funcionarios de esa institución, incluyendo el reducir a $300 mensuales (el doble del salario mínimo neto) la cuota de gasolina que podría gozar un magistrado. Es turbio, deshonesto e inaceptable pretender justificar que los funcionarios necesitan para asistir “oportunamente” a sus reuniones, y para un eficiente ejercicio del cargo, disponer con el costo ajeno de vehículos, y lo peor es que en plural cantidad y deplorables accesorios. De lo contrario, el resto de poblanos empleados que, a lo sumo con su mucho menor sueldo tiene un carro, o sólo les alcanza para viajar en transporte público, es “natural” que sean ineficientes, de tardía comparecencia a su jornada de trabajo. Etc. etc. ¿? ¿? ¿?
Es una pena de elefante dimensión que un(a) encumbrado funcionario público actual, segundos previos antes de terminar su mandato como magistrada de la Corte Suprema de Justicia, haya decidido “voluntariamente” renunciar a su cargo, para tener derecho “justo” a embolsarse con manifiesta ilegitimidad la pequeña suma de más de $23 mil inocentes dolarucos (siendo todo el pecado por un valor de $122 mil pues ya que el bien marcha solitario, el mal siempre tiene compañía). En prudente escurridizo defensivo accionar contra “el qué dirán”, esperó cerca de seis meses, para cobrar el chequecillo respectivo, confiando que así no sería visible ni ostensible su pecado. Lamentablemente, el cálculo fue errado, y su bochornoso proceder publicitado. Pero en el país de las maravillas, “maravillosa” incluso resulta la descarada pobreza: La pobreza descarada de valores, en quienes son afortunados y aplaudidos por su “sacrificada” caminata en el intempestivo por indecente ejercicio público. Mejor promulgar un Oscar a la Honradez para ojalá sustituir el deplorable pero flamante vigente “premio” al exitoso trinquetero.
Al ex “presi” (ya que presidiario debiese ser) Hernán Contreras de la Corte de Cuentas, al menos podría considerársele candidato para un potencial Oscar a la honradez, considerando que en forma “voluntaria” decidió rechazar la milenaria dólar bonificación a que tenía derecho, según propia autorización del maleficio beneficio que los truculentos dirigentes salientes se auto recetaron en humilde reconocimiento a sus servicios prestados “desinteresadamente”, transcurridos chingo de vampíricos años de chupete ejercicio de presidente y cortesanos de la corte que apenas cuenta. Aunque claro, por suerte previamente hubo una andanada de protestas por el abuso.
Hasta la fecha son pocos los que tienen garantizado, más que ser candidatos, merecido reconocimiento al Oscar o perencejo reconocimiento por su decente inicial, intermedio y perseverante aplaudible proceder en el ejercicio del servicio público como funcionario. Pero el resto que tiene filtro calloso contra la honradez necesita un ejemplo contundente. No hay otra forma de desaparecer estas fastidiosas y malandrinas costumbres
 
Por ello ante la “cortés” Hernán Contreras osadía de “renunciar” a la bochornosa y delictiva bonificación, sin importar si su protagonista la ejerció ruborizada con lágrimas de cocodrilo, considerando que al final lo que cuenta es el efecto independiente del motivo, en o desde algún lugar en el universo o donde quiera que se encuentre, quizá le provoque ligera positiva envidia a Don Neil Armstrong, al valorarse como uno más de los pequeños pasos que guiarán si no a la luna al menos en el sendero de las reivindicaciones del progreso que merece nuestro país, y un grande magistrado ejemplar paso a favor de la honradez.
Trasladamos una ginebra exhortación oceánica y diplomática solicitud de reembolso (incluyendo los respectivos intereses) a la nombrada hoy vigente funcionaria en Suiza; y demás ex magistrados colegas del fraude que simularon el “retiro voluntario”, para quienes no es sorpresivo que les valga “pichinga” si ello no fue ético puesto que fue legal, claro que en apariencia a partir de interpretaciones con artimaña que violentan el espíritu de la ley que da vigencia a bonificaciones por retiro voluntario. Al fin y al cabo ¿qué le hace una mancha más al tigre?
Un buen comienzo, el reintegro íntegro, la primera piedra: … para luego continuar con el resto, que son muchos y muchas. Así, al menos con o sin Oscar aminoramos la desfachatez a favor de la honradez.
Hay quienes aparentan y efectivamente son honrados servidores públicos. En honor a su decente proceder forcemos a los que no son ni lo uno ni lo otro, a que lo sean “voluntariamente”. No puede ser que porque cambiar lo fácil es difícil, que nos coma el tigre. Ya basta de indemnizar a los piricuaco-pecadores, de ayer, de hoy o de mañana. No seamos pasivos conformistas: denunciemos, demandemos y recordemos reiteradamente exigir reembolso de cualquier forma mañosa de despilfarro o desfalco del erario público, cualquiera sea la cobija que arrope al protagonista. Ojo: por algo nada esperanzador hay alboroto por nombrar comprometidos magistrados en la Corte de Cuentas.

Por eso el país necesita más que simples 4 jinetes solitarios. Tal sorpresiva y positiva existencia, bombardeada por toda la politiquería infecciosa que lo rodea, en coro conjuntado conforme el virus que se subsana, es un maravilloso y sorpresivo pequeño paso. Pero se necesita el masivo grande paso del resto de la población disconforme con el pasado y presente espurio que acosa al país.
Juan-cho

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