Por Juancho
A pesar que el avance de la
ciencia se encuentra cerca de provocar otra nueva revolución tecnológica con la informática cuántica,
lo que significaría llegar a “domesticar” el átomo, el comportamiento de los
electrones, los fotones, de las partículas microscópicas, es decir, con
“brujería” terrenal llegar a incursionar en y hacer realidad un mundo de
ficción. La trama arrebatada de la pulgarcita vida diaria no pasa de un estado
obsoleto de burro-cracia que se resiste a desaparecer. No importa que
diablillos la dirijan. El “todo cambia” que nos engalanó Mercedes Sosa, tiene
intransigencia irreverente de los comediantes directores de la orquesta que
impiden degustar un nuevo esperanzador libreto. Hay una pregunta inocente: ¿Así
como en los ordenadores, estaremos cerca del límite en las majaderías?
Toda regla
tiene sus excepciones. Pero cuando hay murmuraciones con sobrevuelo moral sobre
nuestro diurno, nocturno y taciturno entorno, teniendo como protagonistas del
sermón a los bufones duchos expertos en el blablablábla y demás colegas de
ayer, de hoy (¿condenados a que sea de siempre?), de inmediato salta la innata
vacuna de la prudente sospecha en activa defensa que invita al recelo terrenal.
Máxime cuando vemos que las ilusiones de algo nuevo en el horizonte, una vez
que son cotejadas con la cruda realidad Indiana Jones salvatrucha, simplemente
terminan siendo un darle vuelta a la tortilla. Con dificultad de saber cuál
lado o momento del presente o pasado es peor: vegetamos entre paganas orgías
políticas y de otras variadas multiformes frescuras.
No es
suficiente acudir al espejo gritando: ¿Cuál bronca? Si hay quejosos es por
envidiosos revoltosos. Ya ven, (abran los ojos que) todos, sin excepción, somos
iguanas de igual picante chinguenguenchona picardía desenfrenada. ¿Cuál es el
escándalo puritanista sí únicamente es lo mismo, o peor, más de lo “mesmo”
derecho-izquierdo chusco proceder?; y el o la que no son visiblemente
“pipiripao”, es sólo porque no han tenido oportunidad de imitar el vicio. ¡Huy
que mello! de miedo escozor. Simplemente la maldición “por los siglos de los
siglos”, amén-digo.
La
experiencia vuelve irrefutable la premonición que hizo Cantinflas al cuestionar
a su adversario previo a un juego de dominó: "¿Vamos a jugar como
caballeros ó como lo que somos?" Con tan inobjetable por comprobable
realidad, forzosamente también recordamos el dicho: “mal de muchos consuelo de
tontos”
Pero
también hay anuncios esperanzadores, para variar de malinchismo fulgor, que
germinan ilusiones, no por consuelo ni porque sean tonterías. Algo es algo, por
pequeño, ajeno o irrelevante que parezca, pues en todo caso algo es mejor que
nada de nada.
Aleluya,
aleluya. Estamos salvados, si no de la amenaza contra un imbécil estornudo
catastrófico nuclear-atómico, que unos u otros entre los poseedores de tan
infernal juguetes demoledores, decidan emprender por ponzoña irreflexiva o
toque accidental del botón rojo, al menos quizás si contra la amenaza de un
potencial castigo celestial que nos sea marcianamente lanzado, en bíblica
reacción por los recurrentes Sodoma y Gomorra truculentos pecadillos políticos,
similares y conexos, que gustan nuestros “forzados líderes” desenfrenadamente
ejercitar para mantenerse en forma.
Porque
si tal fuese el contubernio que como humanidad tuviésemos nuevamente que
soslayar, y si para revertir el castigo destructivo se nos permitiera traer a
consideración algún humilde atenuante, lo primero en chisporroteada táctica
abogansteril si se exigiera ejemplares salvatruchos, lo que significa
impotencia insoluble, podríamos usurpar el papel de Lot y protestar, para luego
apelar que se acepte en el juicio sumario previo al diluvio, obviar
nacionalidades, puesto que si todos somos iguales ante las leyes terrenales,
mucho más es esperar que lo seamos ante la ley divina. Aprobada la petición, presentemos
ipso-facto como ejemplo de decencia dos ejemplares extranjeros, instructivas y
envidiables experiencias en caliente fervor recién cocinados:
1. En la
imperfecta madre patria, que es donde mayores avances de diversa índole muestra
el mundo hispano parlanchín, tampoco hay la mayor referencia de virtuosidad,
con un primer ministro (Mariano Rajoy), que no obstante no ser ni ladrón
ni asesino, ni harem-usuario, etc. etc. casi etc. ya que no le podemos asignar
completamente los formales etc. etc. que se acostumbran, pues si hay un etc.
(con los famosos papeles
de Bárcenas) que lo desaprueba en términos de integridad, pues trajina
bajo sospecha de “sobresueldos” de su partido (Popular), mientras fue
ministro previamente, cuyo pecado no es haberlos recibido sino no haberlos
declarado y cancelar los “taxes” respectivos, Podemos decir, un simple
pecadillo, quizás olvidable para un ser mundano que reconozca la imperfección
del ser humano. Pero no en la política, principalmente porque merodea el
adversario y/o el enemigo pendiente de cualquier deslizón al que sacarle
rédito. Y se le exige dimisión.
2. Sin
embargo, que esperanzadora ¡sorpresa!: al menos, en la segunda línea de los
menos encumbrados, hay ejemplos ejemplares, que vale la pena reconocer: Primer
caso: Frente al incómodo y penoso reporte tributario errado que se presentó
ante el juez que dirime el caso por corrupción del yerno del Rey Juan Carlos,
la Directora de la Agencia Tributaria pidió disculpas a la sociedad por haberse
comunicado de transacciones inmobiliarias inexistentes a cargo de la Infanta y
luego (aunque no tenía vela directa en el “entierro”), renunció por ser
la cabeza de la institución en que labora el suscriptor del informe cuyo error
administrativo podría provocar revuelo periodístico, nada
más La directora de Hacienda dimite tras los errores con las fincas de la
Infanta | Economía | EL PAÍS.
3.
Segundo caso: Luego que el Director de Tráfico de la también madre patria
española, fuese pillado por una de las cámaras viajando a 160 kms por hora,
superando el límite de velocidad, y no importando si habría justificación de
dirigirse a una reunión de trabajo, el
desafortunado fans de la formula indycar, presentó su renuncia.
Recórcholis.
Puede ser que haya quienes digan que los susodichos fueron babosos por
“destetarse” tan fácilmente de la mina estatal a causa de pequeñeces. Sin
embargo, son aplaudibles estos arranques de decoro profesional. Lo cierto es
que no son ni deben ser toleradas faltas aun tan ligeras como las referidas. La
decencia, honradez, ser y parecerlo en el ejercicio público (y
privado-empresarial también) no son factores suficientes para garantizar el
progreso, pero son conductas necesarias cuya evasión tiene fuertísima
explicación de los niveles diferenciados en desarrollo que gozan los países. ¿Y
cómo es allende por donde nosotros pululamos? Hagamos un brevísimo recorrido
“histórico” en la tolteca pipil-india.
Si somos
el pulgarcito de América no será por los estrechos 22 mil km cuadrados que mal
disponemos; más bien por los vulgares pulgarcillos dirigentes que nos regentan
a diestra y siniestra: los chambres populares acusan que a veces, y muy
seguido, en las alturas la decencia y honestidad son sinónimos de cinismo.
¿Seremos actores irresistibles para Laura y su provocativo “que pase el
desgraciado”? Veamos cuales han sido las experiencias, que lamentablemente
facilita entender porque aunque nadie correría peligro de que lo conviertan en
estatua de sal por mirón de la Sodoma-Gomorra jodarria que lo rodea, no nos
salvamos de los salados líderes que nos “apadrinan”; hay variedad para todos
los pesares: desaliñados padres de la patria, descarados guías espirituales,
desvergonzados administradores de justicia; ya estuvo suave, mejor paremos las
referencias que no hay placer en la tortura.
1. Un
hermano Tiburcio insigne encumbrado pastor de buenas almas de allá en la
sultana por el norte de San Salvador, ha sido tocado por el diablo, y
por cierto varias veces; al menos ese es el argumento con el que ha justificado
su merenguero proceder cuando en virulentas tentaciones carnales, ha sido
pillado con chocarreros infiel secretillos de alcoba, sin faltar que su
ex-esposa lo denunció por abuso y “pellizcones”, situación que terminó con el
divorcio. Amén. Parece contradictorio, pero de algo que si hay prueba
inobjetable no es sobre su experiencia terrenal con lo divino, sino con el de
moño colorado demonio. Amén. Pero no ha renunciado. Siguió “orientando” ánimas
necesitadas. Aunque debe respetarse el derecho que todo mortal tiene sobre a
cual árbol se arrima para satisfacer el abanico de sus penurias religiosas o
políticas que lo acosan, amén, lo reprobable en el caso del “augusto” prelado ,
a quien no necesariamente se le invitaría a distanciarse del pecadillo en
cuestión pues sus curvas peligrosamente inmanejables debe poseer, si extrañamos
que no se alejara del rol público de orientar espiritualmente, a sabiendas que
difícilmente queda alguna duda si hay resabios de la necesaria y suficiente
pureza humana terrenal de recato y pundonor que formalmente es de suponer exige
un cargo como el aludido en materia de consejería religiosa.
2. Un
diputado (y ex presi-den-te) en un desorbitado arranque de “imprudencia” cuando
rebuznaba ambulando en la madrugada de una de esas noches deseable pero
imposible de olvidar, bajo el tormento impulsivo del etílico enemigo, tuvo el
desafortunado pulso de atinar en el blanco cuando a balazos recibió a la
patrulla policial que acudió para atender una denuncia sobre desorden y
escándalos en la vía pública. Amen. Con 200 mil razones la balaceada agente
comprendió que perdonar es una virtud cotizada por lo que guardó silencio
sepulcral ya presentadas las disculpas con aceptable signo $ de
arrepentimiento. La coyuntura fue fértil en caricaturas sobre el penoso hecho
de diversa índole. Pero la más importante noticia, la de dimitir, brilló por
su ausencia. No solo no hubo renuncia del sospechoso seguro imputado, sino
que se ha seguido ejercitando el sacrificado cargo de padre de la patria.
Incluso, recién, puesto que los colmos de la desvergüenza mantienen carrera
activa, el arrepentido francotirador estuvo a cargo de una comisión ponzoñosa
que pretendía destituir a un magistrado de la Sala de lo Constitucional, con
imputaciones “morales” por simples viejos altercados con su ex esposa, no
obstante y a pesar de haber sido superados cristiana y judicialmente en forma
diligente. Y este es un nombramiento “del ahora no del ayer”.
3. A la
vuelta de la esquina un energúmeno sin cruz ciriaco presidente de la Asamblea
Legislativa, no tuvo empacho en “dirigir” chistosamente en normales condiciones
ebriolísticas una sesión del congreso. Y lo más folklórico fue la defensa
novelera de colega a colega, que luego recibió del actual presidente de esa
institución secundando que el “raro” comportamiento se explicaba por estar
medicado Diario digital de noticias de El Salvador. Una vez más una vez menos, tampoco
renunció el “medicado” en cuestión. Y hay, mas, más, más
4. Tampoco
nos salvan los que mañosamente abandonan “voluntariamente” el cargo de
magistrado de la Corte Suprema de Justicia a infames segundos antes que termine
el período para el que fueron elegidos sin posibilidad de reelección. No son el
ejemplo de renuncia digna como los citados arriba. Se despiden del cargo bajo
indigno retiro fraudulentamente bonificado con significativas cifras
monetarias, que bien pudieron, debieron, haber sido utilizados los inocentes
$$$ para financiar las medicinas que
escasearon en
los hospitales públicos, o los pupitres que faltaron en las escuelas, etc. Lo curioso es que
luego, por ejemplo, se les premia manteniéndolos como funcionarios (Ministra de
Trabajo y luego Embajadora en Ginebra Suiza, quien se hace la suiza obviando
reembolsar el atraco al erario), o se les llama como “especialistas”
para asesorar a la Asamblea Legislativa cuando se pretendía justificar a
rajatabla no obedecer sentencias de la Sala Constitucional que obligaban
re-elegir magistrados, acudiendo a la complicidad de la Corte Centroamericana
de Justicia ¿?, invitados por quienes en el pasado los recusaron extraordinariamente
por sus vínculos y servicios “oscuros”, mientras los hoy patrocinadores jugaban
de oposición en el circo de la política. Se verán cosas dicen los cuentos
chinos. Entre el amor y el odio no hay distancia tan distante, como si la hay
para alcanzar conductas dignas. Mientras las fieras feligreses se agarran a
hondillasos, se van de parranda los dueños del circo que por temporadas
disfrutan el juego de acusarse ser férreos enemigos.
Si
rezando el credo podría jurar por diosito santo que soy ateo, de la risa a la
cólera y viceversa no queda más que divertirnos con el Sodoma y Gomorra de los
“líderes” que regentan al pulgarcillo. También por si soca Aniceto alegrarnos
que existan, algunos cerca y otros a la distancia, descarrilados solitarios ejemplos
ejemplares que nos puedan defender por si se quisiera repetir la lección
bíblica. Hay esperanza que la decencia no es una especie totalmente en
extinción. Amén. Y, de ser necesario, no olvidar sin vergüenza atestiguar que “andamos
medicados” cuando nos acusen de andar a “pichinga”, ebrios o DUI.
Que viviendo en un pulgarcillo mundo donde hasta las apariencias inobjetables
resultan erradas, no hay bronca.
¿Será
que ya vivimos entre cenizas? No importa, seguiremos siendo optimistas. Tal
cual se pronostica que los ordenadores pronto llegarán a su capacidad límite… ¿cuáles
son los límites de la paciencia ciudadana?
Parece
que navegamos un sendero bíblico más al “dervez” que al derecho: estamos
confrontando un apocalipsis y el final que viene, algún sacrosanto día….Será el
génesis….Cruz, Cruz. Ojo, que además de llegar a ser útil “domesticar” al
átomo, urgimos mucho más domesticar a los dueños del arsenal atómico… y de
paso, una tarea harto difícil: amansar, domar, frenar y aplacar a los “líderes”
sodo-morros viejos de hoy y de ayer y nuevos por aparecer que azotan el
idealismo pipil.
Por Juancho
Tamen
.
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