De noche, en los ríos, en las selvas espesas, en los caminos perdidos vaga la mujer. Engaña los hombres: cubierta la cara, se presenta como una muchacha extraviada: "lléveme en ancas", y les da direcciones falsas de su vivienda, hasta perderlos en los montes. Entonces enseña las uñas y deja partir al engañado, carcajeándose de lo lindo, con sus risas estridentes y agudas. Sobre la piedra de los ríos golpea sus "chiches", largas hasta las rodillas, produciendo un ruido como de aplausos. Es la visitante nocturna de los riachuelos y de las pozas hondas, donde a medianoche se le puede ver, moviendo sus ojos rojos, columpiada en los mecates gruesos. Hace mucho tiempo que se hizo loca. Tiene un hijo, de quien no se acuerda: Cipitín, el niño del río.
¡Cuántas veces Cipitín no habrá sentido miedo, semidormido en sus flores, al oír los pasos de una mujer que pasa riendo, río abajo, enseñando sus dientes largos! Existió en otro tiempo una mujer linda. Se llamaba Sihuélut y todos la querían. Era casada y tenía un hijo. Trabajaba mucho y era buena. Pero se hizo coqueta. Lasciva y amiga de la chismografía, abandonó el hogar, despreció al hijo y al marido, a quien terminó por hechizar.
La madre del marido, una sirvienta querida de Tlaloc, lloró mucho y se quejó con el dios, el que irritado, le dio en castigo su feúra y su demencia. La convirtió en Sihuán (mujer del agua) condenada a errar por las márgenes de los ríos. Nunca para. Vive eternamente golpeando sus "chiches" largas contra las piedras, en castigo de su crueldad.
Siguanaba era el mito de la infidelidad castigada.
por Miguel Ángel Espino
Tamen
9 comentarios:
QUE VIEJA MAS FEYA!
chero muy buenos diyas...
saludos
rigo
Tamen esta vieja se vino pa los yunais vive en Maryland
esa es la mera foto de la Superkapitalina.
La ciguanaba es una leyenda que se suele contar en noches obscuras a los salvadoreños, en especial para atemorizar a los niños y los hombres que son infieles, pues resulta que está espantosa mujer se les aparecia a los jovenes aparentando ser bonita.
la historia esta orrible
que fea esa historia
¡En Literatura hay gustos para todos! En eso radica su atractivo y belleza. Saludos!
Odio a la siguanaba
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