La he visto en mercados,
en malls y mini markets,
en la mochila de escuela,
en la canasta materna,
y ansiosas prendidas del árbol...
Igual que la nieve,
no hay dos iguales,
son dulce como el amar,
o ácida cual pesar,
madura entre inmaduras
o verde, amarilla, roja,
sobria, insana y sosa,
y cual naturaleza humana,
socada, dura, y floja.
Las he deliberado:
¿Cuál será más sabrosa?
tanta cantidad y variedad
tanto de un mismo fruto,
he maniobrado cual jerarca
y he perdido por bruto
pero venciendo cual monarca,
he sentido su tocar,
acariciado su saborear,
derrochado su buen lejos
y tan cercano asombrar...
No, no hay dos iguales,
sea bonanza, sea males...
Pero las más bellas
son las de tallo fresco,
redondas y curveadas,
y en su junco se aloja
el dulce cítrico crespo
con su ornato de hoja,
No, no hay dos iguales,
y como bienes y males,
van, vienen y vendrán...
Tamen
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